Las Parceras, un colectivo de mujeres colombianas está convirtiéndose en el hombro de apoyo, en la compañía, en el soporte de cientos de mujeres que deben recurrir al aborto. ¿Cómo es su batalla para lograr que el aborto se convierta en algo más libre y humano?
Por: ZaCarmenza // @ZaCarmenza
El pasado 10 de mayo se cumplieron 12 años de la sentencia C-355 del 2006 que despenalizó la interrupción del embarazo en 3 causales: cuando la vida o salud de la mujer gestante se encuentra en riesgo, cuando el feto presenta una malformación que hace inviable su vida y en los casos en los que el embarazo es resultado de violación, inseminación no consentida o incesto.
Hasta ese momento, cualquier mujer que abortara, sin importar los motivos o condiciones en que lo hiciera, podía pagar entre 1 y 3 años de cárcel. La misma sanción se extendía a quien, aún con el consentimiento de la mujer, efectuara el procedimiento.
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Mónica Roa, la demandante, argumentó que estas sanciones -contenidas en el Código Penal, Ley 599 de 2000- no solo violaban el derecho a la dignidad, la autonomía reproductiva, el libre desarrollo de la personalidad o la igualdad sino que, además, vulneraban el mismo derecho a la vida, la salud y la integridad de las mujeres. Roa aseguró que la Corte Constitucional había privilegiado una “concepción moral de vida”, sobre la dignidad, la libertad y la autonomía de la mujer gestante.
Sin embargo, si bien la sentencia consigue que en las 3 causales mencionadas el aborto no termine con una mujer en la cárcel, tampoco es un reconocimiento del derecho de toda mujer a decidir sobre su cuerpo.
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En el año 2017, Profamilia hizo público un comunicado en el que afirmaba que en Colombia aún persistían las “barreras de acceso” al aborto. El desconocimiento de la sentencia y, con ella, de información suficiente y veraz para acceder al procedimiento, la violencia psicológica a la que se enfrentan las mujeres gestantes, las mentiras sobre el aborto y sus consecuencias, la discriminación, la intimidación, la violación a su privacidad, entre otros, fueron señaladas por la entidad como los principales obstáculos a los que se enfrentan las mujeres interesadas en interrumpir un embarazo.
Pareciera que, más de una década después de la aparición de la sentencia, el Estado colombiano se hubiese quedado estático en la promulgación de la norma, sin preocuparse por avanzar en la integralidad del derecho al aborto y en las totales garantías para acceder a él.
“EL ABORTO ATRAVIESA A TODAS LAS MUJERES”
Quienes nunca se han quedado quietas han sido las integrantes del movimiento feminista y de las organizaciones defensoras de los derechos de las mujeres. Entender la urgencia de una reglamentación que brinde condiciones dignas para quienes quieran y/o necesitan interrumpir un embarazo no excluye reconocer que, pese a la inoperancia institucional, las mujeres han abortado históricamente y no van a dejar de hacerlo.
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“El aborto nos atraviesa la vida a las mujeres. Así una mujer no haya abortado, conoce la historia de alguien: su mamá abortó, su amiga abortó, su hermana abortó. Todas conocemos una mujer que haya pasado por esa situación. Es un tema que nos llama a todas”: eso dice Eliana, integrante de Las Parceras, la primera Línea y Red Feminista de Acompañamiento en Aborto que existe en Colombia.
“Como Parceras reconocemos los aportes que entrega la sentencia a las mujeres, que no es la Corte Constitucional la que la ha hecho, sino el trabajo de más de 20 años de muchas organizaciones por los derechos de las mujeres pero, lo cierto, es que el aborto sigue siendo un delito según el código penal”.
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El Instituto Guttmacher de Nueva York calculó que en el año 2008 , solo dos años después de promulgada la sentencia C-355 del 2006, se hicieron 400.000 abortos en Colombia de los cuales solo 322, es decir el 0,08%, fueron reportados como procedimientos legales. ¿Y el resto? María Vivas, co-líder del Grupo Médico por el Derecho a Decidir, afirmó a La Silla Vacía que en 2016 todavía no se tenían cifras ni contexto claro del estado de los abortos en el país.
LAS PARCERAS: LÍNEA DE ACOMPAÑAMIENTO
Un encuentro internacional de ciberfeminismo y ciberseguridad que tuvo lugar en Quito llamó la atención a las participantes colombianas: Colombia pertenecía a los pocos países que no contaban con una red o línea de acompañamiento al aborto con medicamentos.
Las Comadres , oriundas del país anfitrión del encuentro y primera red de acompañamiento al aborto en Latinoamérica, afirman que su labor está enfocada en tres acciones: “INFORMAR a las mujeres sobre aborto seguro con pastillas y estrategias para evitar la criminalización. FACILITAR a las mujeres el contacto con organizaciones internacionales que trabajan por el acceso a los medicamentos. ACOMPAÑAR a las mujeres durante todo el proceso de aborto: antes, durante y después; como una estrategia de despenalización social y prevención de la criminalización de mujeres que abortan”.
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Pero, en Colombia, con una sentencia como la C-355 del 2006: ¿sí es necesario un ejercicio similar? Varias mujeres feministas consideraron que sí, escucharon el llamado que les hicieron en Ecuador y regresaron a Colombia con la misión de conformar una red de acompañamiento. Así nacieron Las Parceras , un grupo de mujeres heterogéneas, con posiciones políticas diferentes y que actúan desde diferentes frentes: el arte, la cultura, la pedagogía, pero con una bandera común: un aborto libre y seguro para todas las que quieran y necesiten acceder a él.
“Existen muchos motivos por los que, aún las mujeres que están dentro de las causales, no pueden acceder a un aborto: La clase y el territorio son algunos de ellos. Las Parceras brindamos toda la información a las mujeres, queremos decirles que hay una manera de abortar con medicamentos de manera segura, así se trate de un procedimiento invalidado y deslegitimado por muchos” afirma Eliana.
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Llegar a los barrios periféricos, a las regiones aisladas en las que no solo se desconoce la sentencia sino en la que los círculos de pobreza aumentan y se alimentan de la maternidad adolescente, el madresolterismo y los embarazos no deseados es prioridad de Las Parceras. Por ello iniciaron la campaña #365DíasPorLaAutonomíaDeLasMujeres , en la que buscan “visibilizar las distintas formas en que las mujeres hemos defendido el derecho a abortar como acto legitimo y ancestral”, y convocaron a mujeres de todo tipo a escribir canciones que defendieran la autonomía de las mujeres.
La ganadora, MC Saya, grabó el video de su canción que ha servido como herramienta para hablar de aborto, menos como una discusión jurídica y más como una experiencia de vida.
La campaña también incluyó una convocatoria para ilustradores que quisieran diseñar imágenes en defensa del aborto. De 27 propuestas recibidas fueron seleccionadas cinco para pegar en diferentes regiones del país como parte de una “cartelatón” a cargo de Las Parceras pero en la que cualquier persona puede participar escribiendo a lasparceras@riseup.net y convocatorialasparceras@gmail.com para coordinar el envío o entrega de los carteles.
“Esta campaña busca hacer visible el derecho al aborto como una decisión propia de las mujeres, dónde la iglesia no tiene por qué estar haciendo injerencia ni obstaculizando este derecho. Esta campaña nace en respuesta a las vigilias de los 40 días por la muerte de las mujeres que celebran distintos grupos religiosos en las instalaciones de Oriéntate, Profamilia y demás instituciones donde prestan el servicio de aborto/IVE, donde persiguen, hostigan y desinforman a las mujeres, propiciando así riesgos inminentes nombre de la autonomía de las mujeres!” afirman Las Parceras.
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¿CÓMO TRABAJAN LAS PARCERAS?
Antes de hacer pública la línea de acompañamiento, Las Parceras tuvieron varios meses de preparación: construyeron protocolos jurídicos, de atención médica, de acompañamiento psicosocial y de autocuidado, no solo para garantizar la seguridad de todas, sino para asegurarse de saber cómo responder a los momentos específicos: “nosotras nos preocupamos por la vida social que tiene la mujer, por la tranquilidad y por su sentir, por lo que piensa, por lo que siente, por lo que atraviesa. Eso no suelen hacerlo las clínicas o IPS. El aborto de todas las mujeres es completamente distinto; no todas lo viven de manera dolorosa, no todas lo viven de manera alegre. Muchas mujeres abortan solas, no tienen una red que las acompañe y aunque no somos la única opción, para algunas somos la opción que prefieren y se acerca a su deseo y necesidad. Nosotras acompañamos con amor, con cuidado y sin prejuicios”
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La Organización Mundial de la Salud- OMS ha hecho públicos los protocolos y recomendaciones para garantizar un aborto seguro, en uno de ellos Aborto sin riesgos: Guía Técnica y de Política para Sistemas de Salud afirman que “El asesoramiento y la información pueden ser muy importantes para ayudar a la mujer a considerar sus opciones y asegurar que puede tomar una decisión sin ningún tipo de presión”
Las Parceras brindan asesoran a cualquier mujer que se comunique a su línea. No dan información por redes sociales, ni a hombres, pues asegurarse de que quienes se acercan a ellas están libres de presión es el primer paso. Verificar que las condiciones médicas y sociales de cada mujer no impliquen riesgo a la hora de hacer el procedimiento es también algo de lo que se encargan las parceras “Nuestra apuesta es por salvaguardar la vida de las mujeres y para que las mujeres puedan tomar una decisión de manera tranquila” afirma Eliana.
Cada mujer decide qué tanto quiere ser acompañada por Las Parceras. En ocasiones, un primer encuentro en el que se brinda información basta, en otros casos, las mujeres buscan que una Parcera les informe y acompañe de cerca durante su proceso y en su contexto, otras prefieren estar rodeadas por sus amigas o sus parejas, manteniendo conversación telefónica con una Parcera. Cada caso es diferente y en cada situación se busca lo mejor para cada mujer.
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Los encuentros se hacen en lugares públicos, no solo por la seguridad de todas sino porque es una manera de defender el derecho a informarse, a decidir, a hacer uso del espacio público y sacar de la clandestinidad algo propio de la experiencia vital femenina; en los encuentros se brinda toda la información sobre síntomas, riesgos y cuidados a seguir. En muchos casos las mujeres ya han conseguido las pastillas antes de encontrarse con Las Parceras y en esos casos se verifica que se trate de la dosis y el medicamento adecuado según el caso.
“El riesgo en un aborto existe porque no tenemos la información completa y veraz. Hay toda una industria detrás del aborto que comercializa con el cuerpo y la salud de la mujer: se amparan en mitos e imaginarios para limitar nuestros derechos, venden medicamento que no es, formulan dosis equivocadas porque no les importa la salud de las mujeres, la vida misma”
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Las Parceras hacen uso de la sentencia pues saben que el Estado tiene una responsabilidad con la salud de las mujeres. Por eso el acompañamiento también se hace con las EPS e instituciones con experiencia en aborto, para garantizar que las mujeres puedan acceder al procedimiento en los tiempos establecidos para tal, sin retrasos o impedimentos por parte de las instituciones.
“ENTRE NOSOTRAS NOS CUIDAMOS”
Las Parceras han priorizado llevar la discusión y reflexión acerca del aborto a las calles, los barrios y las periferias pues la ubicación territorial puede ser la diferencia entre un procedimiento seguro y un aborto clandestino y riesgoso. Antes de lanzar la línea, Las Parceras repartieron volantes en algunas zonas en Teusaquillo, conocidas por tener abortaderos clandestinos e inseguros; las mujeres no tardaron en llamarlas. También visitaron la Universidad Nacional y múltiples espacios en los que pudieran hacer visible su mensaje, incluyendo los barrios populares de Bogotá.
Hoy cuentan con más de 30 personas en Bogotá y Cali, pero los primeros días de junio realizaron la “Escuela Feminista para Acompañantes de Aborto” que busca ampliar la red en esa ciudad y, dentro de las proyecciones de este año, está el consolidar redes de acompañamiento en Tunja y Medellín.
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Sin importar la raza o la clase, las mujeres abortan y lo han hecho desde siempre. Sin embargo, esos factores sí definen la dignidad con la que se realice el procedimiento: “Ese llamado síndrome posterior al aborto, relacionado a la depresión y la culpa, no existe por el procedimiento como tal sino por las condiciones en las que abortan las mujeres. Si lo haces en condiciones inseguras, presionada o con el estigma que pone la sociedad en ti, puede ser difícil. Si lo haces acompañada, con toda la información y segura de lo que estás haciendo, es un ejercicio de amor propio” afirma Eliana.
Hay Parceras ateas y católicas, mujeres creyentes que saben que su Dios no existe para culpar, que no condena sus cuerpos y para las que, además de despenalizar el aborto, es importante descriminalizar las conciencias. Mujeres de todo tipo abortan y acompañan y ese es uno de los mensajes que buscan transmitir Las Parceras: Nos toca a todas, nos acompañamos todas y nos cuidamos entre todas, porque nadie más va a hacerlo por nosotras.
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¿Y qué es lo más difícil de ser una Parcera? Tener que decirle a una mujer que no es apta para un aborto con medicamento, ya sea por condiciones médicas o psicosociales y es difícil porque, por lo general, cuando una mujer busca a Las Parceras ya ha tomado la decisión de interrumpir su embarazo y, con acompañamiento o sin él, está dispuesta a hacerlo de cualquier forma.
Por situaciones como esas, en las que pareciera que no se puede hacer nada, Las Parceras afirman que “sí se puede y depende de la voluntad política y de la acción de médicas, médicos, clínicas que se atrevan a defender la vida de las mujeres, sin prejuicios, sin asteriscos y sin obstáculos.”
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