Aunque poco a poco ha ido cambiando, la industria del cine ha blanqueado durante años las grandes producciones bajo el pretexto de que las minorías étnicas son menos rentables. Pero detrás de ese blanqueamiento hay un aparato ideológico que elimina con la ecuación costo/beneficio la discusión sobre la representatividad.
Por Juan Camilo Ospina
El cine, más que mostrarnos la realidad, nos muestra cómo vemos el mundo y a otros seres humanos. ¿Cómo podemos imaginarnos personajes históricos si no es a través de las imágenes? Esto ha significado un gran problema para muchas comunidades que han sido históricamente oprimidas ya que, por lo general, en las películas populares muestran imágenes estereotipadas de algunas poblaciones.
Empecemos con un ejemplo en streaming. La serie Hollywood de Netflix, estrenada en mayo de este año, precisamente muestra cómo en esta industria hay unas decisiones que activamente excluyen a grupos que no sean blancos. Llegamos a tal punto que personajes que históricamente son poblaciones no blancas son representadas en la pantalla como blancos, siendo el gran ejemplo de todos los tiempos y formatos Jesús.
Publicidad
Suena increíble, pero aun hoy día existen personas que creen que Jesús tendría una barba perfectamente cortada, ojos azules, rasgos caucásicos y mediría 1,80. Este fenómeno lo podemos ver en películas como Dr. Strange , Exodus: Gods And Kings y hasta la película de Dragon Ball .
Entonces, ¿Qué es el white washing? En su sentido original, "White washing" o en español, blanquear, significaba cubrir o limpiar algo. En el cine se refiere a una práctica de selección de reparto en la que actores blancos figuran en papeles de personajes históricamente no blancos .
Publicidad
La palabra misma indica una metáfora del lavado de ropa, en la que lo “no blanco” es una mancha indeseada que se resiste a ser borrada. De acuerdo con John Strausbaugh su origen se remonta a 1441, cuando se exhibían esclavos para entretenimiento. Sin embargo, en los siglos XIX y XX se puede ver el impacto en las producciones fílmicas: los actores blancos interpretaban a personajes pertenecientes a minorías étnicas usando maquillaje para simular el color de piel de esas minorías, una práctica que se conoció como “blackface” para el caso de los grupos afroamericanos o “yellowface” refiriéndose a grupos asiáticos, comúnmente exagerando los estereotipos percibidos de otras razas.
Aunque en la escena humorística de Colombia tenemos ejemplos de eso, tal vez los casos más discutidos son las representaciones de W. H. West o Thomas Dartmouth.
Como publicó el actor William Yu en respuesta al casting original de Skrein en Hellboy : "Con cada caso de blanqueo, a un (asiático-americano) se le dice subliminalmente que no merecen atención, que no merecen un lugar en esta sociedad".
Esta apreciación de Yu puntualiza que las películas que tratan de ser representaciones o que se basan en eventos históricos solo muestran a personas blancas como protagonistas. Para los que creen que el white washing es solo un problema del cine, les recomendamos que vean sus libros de historia, las pinturas de las personajes históricos y los nombres que estudiamos en el colegio.
Publicidad
En el caso colombiano basta con preguntarse quién conoce al presidente Juan José Nieto, el único presidente de color que ha tenido Colombia y ver sus diferentes representaciones. Como lo explica uno de los portales de noticias del país “Por muchos años, Nieto Gil fue excluido de la galería de expresidentes por su color de piel (…) el óleo fue enviado en 1866 a Francia para que lo ‘blanquearan’ un poco”.
Podemos ver otro ejemplo en la figura de Cleopatra. Para muchas personas la imagen se basa en la interpretación de la actriz británica-estadounidense Elizabeth Taylor.
Publicidad
Nunca faltan papeles de personajes no blancos para personas blancas ¿El personaje histórico que vas a interpretar no era blanco? ¡No es un problema! ¿El personaje contemporáneo no era blanco? ¡No es un problema!
Sin embargo, cuando un personaje negro actúa como un personaje blanco los críticos acusan las producciones por falta de “fidelidad”. Tal fue el caso de Finn en Star Wars, un stormtroopper interpretado por John Boyega. El escándalo llego a tal punto que el director JJ Abrams tuvo que salir a los medios a explicar cómo en el universo de Star Wars tenía sentido que los guerreros fueran de diferentes razas en el imperio.
Otro caso que genero disputas similares fue el “James Bond negro”, cuando se consideró a Idris Elba como posible agente secreto. En este caso el autor consideraba que él no era apto para el papel porque consideraba al actor muy “calle” para ser el agente 007.
La excusa de la industria para el blanqueo es que se necesitan nombres de estrellas rentables para que un proyecto sea comercialmente viable. La mayoría de las veces se prescinde de variedad étnica en favor de nombres conocidos y famosos para el público. Como decía el director Riddley Socott sobre Exodus : “No puedo montar una película de este presupuesto, en la que tengo que pagar impuestos en España, y decir que mi actor principal es Mohammad no sé qué… Así no me van a financiar la película. Así que la pregunta ni siquiera llega a realizarse”.
Publicidad
Sin embargo, pocos de estos ejemplos han tenido éxito realmente. Ghost in the Shell fue un fracaso de taquilla y sus productores reconocieron que "la conversación sobre el casting impactó las críticas". Death Note e Iron Fist tampoco fueron éxitos críticos ni comercialmente.
La idea de que el blanqueo es un buen negocio es un mito , dice Chow: “Esa tapadera no puede durar mucho. Una vez que te das cuenta de todas estas películas, volviendo a The Last Airbender, Aloha, Prince of Persia [...] financieramente, han sido un fracaso. Es una lección que debería haberse aprendido hace 10 años”.
Publicidad
Así deben de pensar muchos de los directores más reconocidos de la Academia, que prefieren invertir grandes cantidades de dinero en maquillaje, vestuario y ambientación antes que contratar a un actor que refleje la etnia a la que se hace referencia.
En este contexto se pueden comprender los últimos escándalos de los Premios Oscar, ¿Cómo no iban a ser todos los nominados blancos si no hay puestos para los demás? ¿De verdad creemos que solo ellos tienen talento?
Las falta de oportunidades no solo ocurre con los actores, sino que las diferentes áreas del entretenimiento están dominadas por grupos blancos: quiénes hacen los castings, qué películas se van a producir, cómo se van a repartir los presupuestos.
Publicidad
Cuenta Julia Saubier que en 2015 solo 4 de los 107 directores eran afroamericanos (3,7%) y 6 eran asiáticos o asiático-americanos (5,6%). De los 886 directores de las 800 películas más taquilleras de 2007 a 2015 (excluyendo 2011), solo el 5,5% eran negros y el 2,8% asiáticos. Como lo narra el documental Insight: Hollywood ‘White washing’ de la cadena TRT world: “94% de los ejecutivos de Hollywood son blancos”.
¿Por qué no es lo mismo White washing a cuando un actor de etnicidad negra actúa como un personaje representado como blanco? Precisamente porque los grupos blancos no vienen de un grupo que históricamente ha sido subrepresentado por concepciones racistas que los excluían. El White washing no puede comparase a lo que se ha mal llamado “blackwashing”, desconocer las implicaciones históricas y políticas de estos fenómenos sociales puede hacernos llevar a comparar como iguales cosas distintas.
Publicidad
En muchas ocasiones, el sentido de un personaje no se basa en su etnicidad, lo que puede traer posibilidades de cambios. Sin embargo, en otros casos, las historias que se narran están atravesadas por el personaje ¿tendría sentido ver una película de Malcom X con un personaje blanco?
Además de lo anterior, el malestar de las minorías étnicas al ver que los pocos personajes que pueden representarlos sean actuados por actores blancos consiste en que ya de por sí en la gran pantalla hay pocos roles que pueden mostrarlos. Restarles uno marca una gran diferencia. En el caso contrario, que un actor de otra etnia represente a un personaje blanco, no va a disminuir drásticamente la representación blanca en la gran pantalla.
Muchos tratan de zafarse de la discusión que trae la representatividad cuando argumentan que el cine esta hecho para ser irreal; no obstante, olvidan que la imaginación humana se basa en lo que vivimos, en cómo es nuestra sociedad y en lo que conocemos. Lo que vemos detrás de las grandes producciones es la idea de que las minorías no existen, son villanos o no son agentes de la historia. Basta ver la realidad actual y la historia para darnos cuenta que esta “idea” ha tenido consecuencias.
Cuando los programadores indican que ellos se guían por el raiting, ventas y por tanto por el dinero tratando de excusarse, no se dan cuenta que precisamente están puntualizando que el problema es mucho más amplio y que esa visión excluyente es predominante en la sociedad.
Publicidad