A Quiet Place (Un lugar en silencio) se estrena en salas de cine colombianas el próximo 5 de abril. Esta cinta, elogiada por la crítica, nos confirma la importancia del silencio para las películas de terror.
Por: Julián Andrés Ramírez // @Sir_Laguna
Estoy seguro que esta escena les va a resultar muy familiar: El personaje principal está oculto bajo la cama, dentro de un armario o en la esquina de una habitación. Un monstruo o un asesino está acechando cerca mientras su víctima pone la mano sobre su boca y guarda un silencio desesperado. Si hace el más mínimo sonido alertará de su presencia al villano que muy seguramente acabará con su vida.
Esta escena les puede recordar a Halloween , Alien o Viernes 13 entre muchísimas otras películas que tienen momentos similares. Son tan comunes que muchos los consideran un cliché. Pero la verdad es que hay una razón muy clara para esto: ¡Es una escena muy efectiva para aterrorizar a la audiencia!
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Las películas de terror suelen ser conocidas por lo ruidosas que son: Los alaridos de horror, los rugidos monstruosos y los gritos de ayuda son unas de sus marcas de identidad y estos sonidos ayudan mucho a crear sensaciones de horror y miedo en quienes las ven, pero no por esto se puede olvidar que las escenas en silencio pueden ser mucho más útiles para lograr el mismo efecto y agregarle tensión.
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Piensen en esto: En situaciones de peligro una de los principales impulsos que sentimos es pedir ayuda, cuando sufrimos necesitamos desahogarnos mediante gritos o sollozos. Quitarle a una persona esa posibilidad es una fuente de estrés y tensión con la que nos podemos identificar perfectamente porque entendemos la necesidad de emitir un sonido y lo fácil es hacerlo, pero también el riesgo que se corre si “algo” lo oye.
Los directores y los editores de sonido de películas de terror han perfeccionado esta clase de escenas de forma que nos impacten lo más posible. La música se reduce a melodías simples que acentúan el momento o desaparece por completo, se aumentan los efectos de sonido como los pasos del asesino, el palpitar del corazón o la respiración. Cuando esto sucede afecta también el ambiente en la sala de cine o en la habitación donde vemos Netflix. El público se calla por completo, uniéndose a la víctima en un silencio causado por la tensión del momento.
Algunos cineastas han tratado de convertir las emociones que generan estas emociones en películas completas, creando historias en las que el sonido se convierte en algo mortal.
En la genial El Descenso, un grupo de mujeres se pierden en un sistema de cuevas donde se enfrentan a unas criaturas ciegas que las cazan guiándose por el sonido, lo cual sumado a la oscuridad del escenario crea un ambiente realmente opresivo. En la reciente Tren a Busan, los protagonistas deben sobrevivir en un tren infestado de zombies que solo los pueden detectar por el ruido que hacen, creando momentos de pánico cuando el más mínimo paso en falso puede llamar la atención de una horda que los devorará sin dudar.
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A comienzos de abril se estrenará en Colombia Un lugar en silencio ( A Quiet Place ), donde una familia debe aprender a vivir en absoluto silencio para no atraer la atención de las misteriosas entidades que han arrasado con la humanidad. Por su trailer podemos ver que los personajes se comunican casi exclusivamente por señas y susurros, lo que seguramente creará una atmosfera estresante y llena de momentos tensos.
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Pero el sonido no solo atrae monstruos y criaturas. En No Respires un grupo de ladrones buscan un botín fácil en la casa de un anciano ciego, pero este resulta ser un veterano de guerra más peligroso de lo que creían, quedando atrapados en un lugar que él conoce a la perfección y donde hasta el sonido de sus pasos puede delatarlos. Otras películas subvierten un poco este tema, como Silencio ”(también conocida como “ Hush ”) en la que una mujer muda es acosada por un asesino y es su incapacidad de gritar y hacer ruido la fuente de toda la tensión y terror que produce este film.
Si el silencio es una herramienta poderosa para el cine, lo es aún más en los videojuegos
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The Last of Us es uno de los mejores ejemplos del uso del sigilo en una historia de horror. Este juego se desarrolla en un mundo post-apocalíptico en que la humanidad casi se acaba al ser infectada por un hongo que convierte a los seres humanos en aberraciones caníbales. Estas criaturas no pueden vernos (carecen de ojos) pero si nos oyen se arrojarán contra nosotros sin piedad. Por fin podemos poner en práctica todo lo aprendido viendo películas de horror y evitar estas criaturas avanzando entre ellas lentamente sin hacer ruido, arrojando objetos para distraerlas y salir corriendo desesperados cuando cometemos un error y una docena de seres deformes sale corriendo hacia nosotros.
Al menos en este juego podemos tratar de defendernos con armas, en otros como Amnesia , SOMA o la saga Outlast no somos tan afortunados y el silencio y las sombras son lo único que nos puede mantener con vida.
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¿Qué hemos aprendido entonces? Que no todo en las historias de terror se reduce a la sangre, los gritos y los sustos. Que sus momentos silenciosos son grandiosos ejemplos de la fuerza que tiene este género para asustar a las audiencias. Lo mejor de todo es que los directores y escritores se han dado cuenta de esto y obras como Un lugar en silencio son buena prueba de ello.