Una vieja fórmula del terror se reinventa en una película con una saludable dosis de sangre en pantalla. Nada que unos nervios agudos no puedan aguantar.
Por: Kaito @El_Fotis
Este jueves se estrena en Colombia No respires , segundo largometraje del uruguayo Fede Álvarez, quien parece ser el digno sucesor de su padrino Sam Raimi, reconocido por ser el director de las primeras tres entregas de Spider Man en cine. ¿Será que da la talla?
Después de que Álvarez probara finura con el remake del clásico del terror de 1981 Evil Dead, y de la cual el padrino Raimi fue escritor/director, la dupla vuelve al ruedo. En esta ocasión trabajan con una idea original de Fede Álvarez que se está apoderando del primer puesto en la taquilla de Estados Unidos este fin de semana y recordándole a la industria el inagotable poder del cine de terror.
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Graduado en el género del terror, Fede Álvarez hace alarde de su conocimiento y presenta un mix bien jalado de estilos cinematográficos entre el slasher (subgénero del terror en el que un psicópata asesina brutalmente a un grupito de jóvenes en celo, como sucede en La matanza de Texas o La casa de cera ) y el “home invasión” (donde los protagonistas son acosados en su propia casa tipo La habitación del pánico ) . Todo esto con un pequeño giro al estilo The Collector.
(¿Harán la tarea de ver todos los clásicos que he mencionado o ya los vieron todos?)
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La premisa es muy sencilla pero eso no quita que sea llevada a cabo de una manera impecable: un grupo jóvenes residentes en Detroit de clase baja buscan un mejor futuro y deciden entrar a robar a la casa de un señor mayor que es ciego. Hasta ahí la vaina es fácil pero, obviamente, todo se les complicará a nuestros jóvenes protagonistas. Los personajes principales están liderados por Jane Levy quien interpreta a Rocky (ella también fue la protagonista de Evil Dead): una joven que vive con su realmente mala madre, el novio-vividor de la mamá y su pequeña hermanita, quien sirve de motivación para querer una mejor vida. El grupo lo continúa el novio de Rocky (Daniel Zovatto), un bandido que hace las veces de líder del equipo, mientras que el tercer integrante es el presidente de la friendzone, o sea el mejor amigo de Rocky. Por su parte, el “pobre” señor cieguito está interpretado por el cuajado Stephen Lang, recordado por ser el inmisericorde y sanguinario militar que en Avatar quería bajarse todo lo que se viera verde.
Ambientada en los suburbios de Detroit, una de las ciudades con más problemas económicos de Estados Unidos, No respires le da un importante papel a estas locaciones pues transmite fielmente el abandono al que han sido sometidas muchas zonas urbanas. También alimenta una sensación de que entrar a esos barrios es arriesgarse a que todo lo malo de la vida pasará: si alguien mata a alguien lo descuartiza, de poco servirá gritar o pedir ayuda.
Álvarez dispone de todos los elementos a su alrededor y los combina perfectamente para darnos escenas y momentos que pueden hacer que aprieten mano al vecino o salten de la silla (los más cobardes); sobre todo porque invierten la aparente vulnerabilidad del “pobre cieguito indefenso” quien, en su intento por defender su casa, se convierte en un sanguinario que lleva el juego del gato y el ratón a otro nivel.
La película cumple con lo suyo y entretiene, tiene unos geniales recursos visuales para hacerle sentir al espectador la oscuridad absoluta de la casa, y constantemente está haciendo uso de un poderoso diseño sonoro para dejar claro que, si bien es la casa de un ciego, los protagonistas entraron a la casa de un veterano de guerra entrenado para matar. Algo con lo que no se juega.
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Veredicto:
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Perfecta dosis de sangre (ni muy-muy, ni tan-tan) para quienes les da cosita ver algo demasiado mórbido. Ideal para quien busca que le agarren duro la manito y por qué no la piernita. Abstenerse de verla si sufren de ansiedad. Si es así mejor vean comedias románticas.