Este 30 de abril murió Antonio Bolívar quien interpretó a el viejo Karamakate en la película El Abrazo de la Serpiente , nominada al Premio Óscar de 2016 en la categoría Mejor Cinta en Lengua No Inglesa. El amazonense falleció en Leticia a los 76 años. “Con inmensa tristeza desde el equipo de la Fundación Ficamazonía damos un adiós al Abuelo Antonio Bolivar, reconocido actor y figura emblemática y ancestral del Amazonas. Un hombre grande y lo será siempre. Deja una semilla en cada uno de nosotros”: Festival Internacional de Cine y Medio Ambiente Itinerante de la Amazonía ·.
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¿Es “El abrazo de la serpiente” la mejor película colombiana reciente?
Por: Juan Pablo Castiblanco Ricaurte // @KidCasti
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Si la furibunda colombianidad infla pecho, saca bandera y pone el himno cada vez que James le mete un pase a Cristiano Ronaldo, con más razones tiene que estar orgullosa porque su cine parece que por fin está sacando la cara. Lo que en años anteriores han parecido casos aislados que con esfuerzo llegan a la meta, en este 2015 ya parece tomar forma de movimiento colectivo y conseguir resultados efectivos.
Mientras las taquillas del planeta entero ven un juego de tronos entre títulos como “50 sombras de Grey”, “Rápido y Furioso 7”, “Avengers: la era de Ultron” o “Mad Max: Fury Road”, la otra cara del universo cinematográfico global, la más glamurosa pero menos estruendosa, se reúne en el Festival de Cannes. La competencia francesa es la vitrina codiciada y sagrada de todo lo que se hace en el mundo cinematográfico por fuera de Hollywood. Ganar alguno de sus premios catapulta al ganador a un pedestal de culto global, por lo que tan solo llegar y ser escogido en alguna de sus secciones ya es un lujo.
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Por primera vez tres películas colombianas, más un proyecto en desarrollo (“El concursante” de Carlos Osuna), clasificaron a los espacios del festival francés, convirtiéndonos en el país latinoamericano con mayor presencia en Cannes. Algo así como clasificar al Mundial o quedar en la final de Miss Universo. “Alias María” de José Luis “Chepe” Rugeles, “La tierra y la sombra” de Óscar Acevedo y “El abrazo de la serpiente” de Ciro Guerra son las representantes, pero solo esta última ya tiene estreno confirmado en salas colombianas para este jueves 21 de mayo. Y de las tres, también es la que más ruido ha hecho entre los críticos que cubren el festival. Testigos que estuvieron en su proyección dicen que apenas terminó fue seguida por una ovación del público de casi diez minutos, y la publicación The Hollywood Reporter la tiene en su lista de las 10 mejores películas del festival.
Semejante preámbulo no es en vano ni una nube de humo que busca inflar la película: todo lo que se dice de “El abrazo de la serpiente” es cierto. ¿Por qué es tan buena? Porque toma riesgos, muchos, y los supera con suficiencia. Porque no se vara en aspectos que a primera vista pueden ser traumáticos para el público (blanco y negro, hablada en dialectos indígenas, carente de actores famosos), y construye un relato poderoso que mezcla hábilmente lo que Ciro Guerra vio del Amazonas y sus aportes ficticios al universo que habita dentro de la vegetación. Porque, sobre todo, es una experiencia que le da valor a ir a ver una película en una sala de cine.
Grabada en el corazón del Amazonas, entre Mitú y Puerto Inírida, es un relato fantástico de una Colombia mística y poco narrada por nuestra cultura y mucho menos por nuestros medios de comunicación.
Dos historias de exploradores europeos que llegan a la selva en busca de respuestas son contadas en paralelo. A ambos los conoce y los guía el indígena Karamakate, último de su tribu, en dos momentos diferentes de su vida. Ambas historias son un pretexto para hablar de nuestra relación con el mundo, por nuestras búsquedas espirituales, por las raíces rotas que nuestra sociedad tiene con su pasado indígena.
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En medio de los recorridos por la selva a bordo de una piragua, lo que convierte a la película en una especie única de “river-trip”, se borra la frontera entre realidad y ficción. Aparecen tangencialmente menciones a la salvaje colonización que los caucheros hicieron del Amazonas a comienzos de siglo XX y la grotesca evangelización católica a las comunidades autóctonas. “El abrazo de la serpiente” es un viaje a la boca del lobo.
Cada vez que saca película, Ciro Guerra no pasa en vano. La gente ama u odia su trabajo, que no es condescendiente, no le pone las cosas fáciles al espectador y que retrata una Colombia atípica y extraña para los propios colombianos. Ahí radica su fuerza. Ahí está la razón por la que, con “El abrazo de la serpiente”, puede estar presentando la mejor película colombiana de los últimos tiempos. Hablamos con Guerra horas antes que volara a Cannes a mostrarle al mundo la Colombia que habita dentro de Colombia.
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