Un documental colombiano que logra contar sin truculencia ni mamertadas la historia de una familia campesina, y una de las cinco nominadas a Mejor película extranjera en los pasados Premios Óscar, son nuestros recomendados para que le huyan a la típica película con la historia de Jesús esta Semana Santa.
Por: Juan Pablo Castiblanco Ricaurte
Noche herida
Director: Nicolás Rincón Gille
Colombia
El gran mérito de Nicolás Rincón Gille es haber sido delicado, sutil y elegante en un tema difícil en el que muchos han caído en mamertadas y lugares comunes. De a poquitos, sin afanes, con mucha sensibilidad y una asombrosa capacidad de colarse en la intimidad más profunda de una familia, Noche herida aborda una historia de desplazamiento en una ciudad. No se asusten, de nuevo, no es una mamertada, no es un mar de lágrimas, no hay truculencia o morbo: el gran mérito de este documental es que habla desde lo pequeño, desde microhistorias familiares, de la condición humana.
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La protagonista de esta película –elegida como la mejor colombiana en el Festival Internacional de Cine de Cartagena 2016–, es una abuela caldense que huye de Samaná por el conflicto armado. En los linderos de Bogotá lucha por sacar adelante a sus tres nietos y desde ahí se captan y se cuentan historias universales que humanizan el conflicto. La rebeldía adolescente, la ingenuidad infantil, el cotorreo de barrio, las felicidades por ir alcanzando pequeñas metas en la vida, se entremezclan con el contexto de un país violento y con heridas. Con humor, fantasía y un ligero toque de ficción se desenvuelve el pasado y se ponen sobre la mesa los dolores de la guerra en Colombia.
Este documental cierra la trilogía Campo Hablado, completada por En lo escondido (2007) y Los abrazos del río (2010), y fue una búsqueda por mostrar cómo los campesinos lidian con la violencia en Colombia. Al mejor estilo de piezas de ficción como Beasts of the Southern Wild o Room , Rincón Gille logra convertir un espacio apretado y claustrofóbico en un universo amplio donde suceden múltiples situaciones.
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Hay muchos caminos para llegar a un mismo destino. Hay muchas maneras de contar una misma historia. Afortunadamente, Nicolás Rincón Guille encontró la mejor de todas.
Un hombre llamado Ove
Director: Hannes Holm
Suecia
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Si algo tuvieron los más recientes Premios Óscar – además de una buena dosis de películas sobrevaloradas y el ridículo de la entrega del premio a Mejor película –, fue la finísima selección de películas “extranjeras”. Además de la merecida ganadora, la iraní El cliente , la lista la completaban una comedia alemana surreal y absurda como Toni Erdmann ; un tenso relato sobre el desminado que tuvieron que hacer soldados nazis en campos daneses una vez finalizada la II Guerra Mundial, en Land of Mine ; y una cruel historia de amor ambientada en una tribu de una isla del Pacífico sur, en Tanna. La quinta contendiente, la sueca Un hombre llamado Ove , acaba de ser estrenada en salas colombianas y definitivamente es un conmovedor golpe que hay que ver.
Antes de ir, advertimos: esta película hace chillar hasta al más duro de corazón. Pero está bien, permítanse una hora y media de sensibilidad gracias a una película muy bien hecha, divertida, fresca e irónica. Identifíquense con Ove, el viejo amargado que representa a todos los vecinos mamones que tienen o han tenido; ese viejo que regañaba por jugar en el parque, en el garaje, en los pasillos, por hacer ruido, por no hacer ruido, que no saludaba en el ascensor y que estaba pendiente de qué hacían los porteros. Luego de identificarlo, conozcan su historia, descubran cómo se le endureció el corazón y terminen entendiendo que toda fachada rígida es consecuencia de una suma de dolores.
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Un hombre llamado Ove es un versión actualizada y más adulta de la clásica Up de Pixar, pero igual de encantadora y divertida. Es una joyita que llegó en voz baja y que hay que aprovechar antes que desaparezca de la cartelera.