¿Pueden las redes sociales salvar vidas? En esta nueva serie de Netflix, la Dra.Lisa Sanders lo trata de averiguar. De hecho, lleva los últimos 17 años escribiendo la famosa columna Diagnosis para el New York Times, que inspiró la serie de televisión House y ahora Netflix la adapta en su nueva producción, que tiene todo el potencial para verla sin parar.
Por: Edgar Medrano // @TheMedra
El programa funciona como la columna: sigue a los pacientes enuna carrera contra la muerte, mientras intentan encontrar respuestas a sus condiciones desconocidas. Para lograrlo usan redes sociales en busca de pistas y soluciones a la mismas, pero esto trae otros problemas, como la intromisión de extraños a las situaciones íntimas de los enfermos y conflictos familiares.
Esta conexión entre las vidas de los pacientes y las redes sociales es lo que hace esta serie tan enviciante. Los siete episodios de la primera temporada presentan a pacientes que enfrentan problemas de salud graves y complejos, desde inflamación cerebral que causa convulsiones frecuentes hasta incapacidad para comer o beber sin vomitar. En sus columnas, la doctora intenta obtener una respuesta para las enfermedades más complicadas que encuentra. La serie de Netflix nos muestra lo que sucede después de la doctora lanza un llamado de ayuda al mundo, en específico cuando las pone en la web. Cuando lo hace, las teorías empiezan a llover:ideas que llegan de otros médicos, propuestas de investigadores, personas que han lidiado con complicaciones similares, etc. Así podemos ver de primera mano cómo el
paciente y los médicos deciden hacer con esta información. Mientras ellos intentan encontrar la solución, los espectadores también intentan juntar las piezas del rompecabezas. La experiencia de ver esta serie es casi lo contrario de ver una serie de detectives o de un crimen. En lugar de buscar al culpable de la muerte de otro, esta serie sigue las pistas que mantendrán a una persona viva y saludable.
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Así no más, suena como si la serie fuera completamente lógica, fría y racional, pero también logra tocar las fibras. Ver episodio tras episodio es gratificante, aunque no siempre de manera saludable. Si bien cada capítulo tiene la misma estructura, no aburre, porque no todos tienen un final feliz. Lidiar con una enfermedad es desordenado e impredecible, la serie lo refleja. A veces, incluso después de recibir información que finalmente podría conducir a una solución, los pacientes optan por posponerla. A veces deciden, pero necesitan más tiempo para saber con certeza cual perspectiva está funcionando. En otras ocasiones, los miembros de la familia, que se supone son la piedra y apoyo del paciente, gritan y maltratan a la persona enferma cuando no están de acuerdo con ella, hasta el punto de que incluso pueden agravar sus síntomas.
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En este proceso, de meternos en el cuento, de alimentar nuestro morbo con las condiciones de estos pacientes, los creadores del programa se destacan saber jugar con nosotros: a veces, una teoría en particular parece ser la ganadora, y luego resulta que no funciona. A veces, el paciente puede tener más de una condición, pero no nos lo dicen, en la pantalla todavía se ve una persona enferma, y queremos saber más, por lo que localizar y tratar los otros síntomas es lo que mantiene a la gente viendo el episodio completo. Esta incertidumbre no hace más sino aumentar nuestra hambre de saber más sobre su intimidad y que la serie satisface con la frustración de las personas que vemos en pantalla.
La serie es una exploración a lo que significa estar enfermo, particularmente sin mucha esperanza de un tratamiento efectivo, cómo esto afecta la vida de las personas y cómo la atención médica les falla en ocasiones. Esto despierta nuestra curiosidad, indignación, morbo y empatía; la serie nos lleva en este sube y baja de una manera tan íntima que nos obliga a opinar sobre cada una de las decisiones que toman los médicos y pacientes, nos hace amar u odiar a algunas de las personas que nos presentan, no hace llorar de compasión, y por eso mismo, es tenaz como estos siete episodios revela lo que habita dentro de nosotros.
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