Una de las portadas de cómics más famosas de todos los tiempos es la del primer número de Capitán América, publicado en marzo de 1941. En ella vemos a Steve Rogers golpeando a Adolf Hitler en la cara. Hoy en día, esta imagen sería considerada por muchos como “demasiado política” para un superhéroe, de quien solo se pretende que combata con supervillanos y no se interese en los temas que ya hacen tan complicado el mundo real.
Por Julián Ramírez // @Sir_Laguna
A lo largo de miles de páginas de cómics, estos han tocado temas de relevancia política como el racismo, el consumo de drogas, el feminismo, los derechos civiles, la inmigración, y hasta la homosexualidad. El mismo Stan Lee habló en varias ocasiones sobre la importancia de que los cómics presenten estos temas a sus lectores.
Sin embargo, la oleada de películas y series sobre superhéroes que comenzó la década pasada apenas ha tocado esta clase de temas “controversiales”. Aunque en Capitán América: El Soldado del Invierno se habla de vigilancia gubernamental y Pantera Negra es innegablemente sobre los efectos del colonialismo y la militancia afroamericana, siempre son temas que quedan en un segundo plano.
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Y entonces llegó la serie de Supergirl , que actualmente podemos ver en Netflix.
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En el primer episodio de esta serie, estrenado en 2015, quedó bastante claro que tendría una temática marcadamente feminista. Además de presentar las aventuras de Kara Zor-El, prima de Superman, era una serie que buscaba resaltar los logros femeninos, mostrar a las mujeres superando los retos injustos que les impone una sociedad patriarcal, y ser una fuente de inspiración a un público principalmente formado por niñas y adolescentes. Pero a pesar de todo, esta temática seguía ocupando un segundo lugar ante las historias de invasiones extraterrestres y enfrentamientos con supervillanos.
A lo largo de las tres primeras temporadas, el tono progresista de las tramas fue en aumento, dedicando tramas completas a la homosexualidad de la hermana de la protagonista y su relación con otra mujer; al racismo de que son víctimas personajes de raza negra como J'onn J'onzz y Jimmy Olsen; y a crear una narrativa sobre los aliens como inmigrantes en la tierra. Incluso hubo un episodio dedicado al control sobre las armas de fuego en vista de las constantes masacres que ocurren en Estados Unidos. La crítica celebró la forma en que Supergirl estaba retratando los problemas del mundo real para una audiencia millennial cada vez más involucrada en temas de activismo.
Mientras tanto, en el mundo real, la situación política de Estados Unidos va de mal en peor. El gobierno de Donald Trump se ha enfocado en atacar a los inmigrantes de una forma que empodera a grupos racistas. Los crímenes violentos motivados por odio racial hacia personas negras, latinas y del medio oriente continúan en aumento mientras que la epidemia de “ fake news ” confunde y miente al pueblo norteamericano. En este momento una caravana de cientos de migrantes de Centroamérica se dirige a Estados Unidos para solicitar asilo, pero el presidente ha prometido desplegar al ejército para detenerlos; una acción inconstitucional que tiene enfurecida a la comunidad internacional.
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Este es el ambiente que se respira ahora en Estados Unidos, uno de miedo y desesperanza. Mientras gran parte de la cultura popular - cine, televisión, videojuegos, etc. - ha decidido ignorar esto en favor de distraer al público de esta triste realidad, unas pocas obras han decidido enfrentarla y enseñar a una audiencia distraída o confundida lo que está pasando. Supergirl decidió encabezar este esfuerzo en su cuarta temporada.
Las cosas han estado bien por un tiempo para Supergirl. Aunque Superman se encuentra por fuera del planeta, ella ha sido capaz de mantener a salvo el mundo por sí misma. La Tierra se ha convertido en un centro para alienígenas refugiados que huyen de la guerra o de las condiciones difíciles en sus respectivos planetas y ella se siente orgullosa de eso. Pero para su sorpresa, una amenaza ha ido creciendo lejos de su mirada. Un sentimiento anti-alienígenas que comenzó a fomentarse en la dark web y se ha ido traduciendo en insultos y desdén contra los ciudadanos no-humanos, y poco a poco se convertirá violencia.
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Inicialmente, Supergirl se niega a ver el problema – desde su privilegio en el que pasa fácilmente por humana, creé que estos son incidentes aislados que no representan a la humanidad - y cuando se da cuenta que miles de personas se han radicalizado en contra de los aliens; desde amas de casa hasta altos empresarios; ya demasiado tarde. Los asesinatos han comenzado.
Algunas de excusas de estos grupos para odiar a los aliens son, “ nuestra tecnología no puede competir con la de ellos ”, “ ellos tienen poderes y nosotros no ”; y una que suena bastante familiar: “ se están quedando con nuestros trabajos ”. No hay que ser muy avispado para darse cuenta que esta es una metáfora de la forma en que los grupos de derecha se refieren a los inmigrantes en Estado Unidos. El tercer episodio de esta temporada muestra la historia de un hombre que se fue radicalizando a lo largo de los años. Todo comenzó con la influencia de un padre intolerante que se refería a los aliens como “cucarachas” y cuya obsesión en mantenerse en la industria del acero causó su propia ruina económica por no decidir a tiempo modernizarse con tecnología extraterrestre (“ el acero es una tradición americana ”, decía). Cuando finalmente decidió hacerlo, el banco le negó el préstamo que necesitaba. En lugar de darse cuenta de su terquedad o culpar al banco, decidió seguir culpando a los aliens de todos sus males.
Su hijo se contagió de ese odio y perdió su trabajo como profesor universitario por propagar sus ideas intolerantes en clase. Siguiendo el ejemplo de su padre, decidió culpar a los aliens de esto. Finalmente se unió y terminó liderando un grupo radical cuyo objetivo es eliminar a los extraterrestres que habitan el planeta. Su lema es “La Tierra primero”, el cual es un eco de “América Primero”, grupo aislacionista de estadounidenses seguidores de la ideología Nazi durante los años cuarenta. No es coincidencia que Donald Trump haya usado el mismo lema.
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Este es un episodio realmente difícil de ver por lo mucho que se asemeja a la realidad. La serie ha enseñado a sus espectadores a lo largo de los años que el afecto y la comprensión son las mejores armas de un superhéroe, y Kara es una mujer que siempre tiende la mano antes de levantar sus puños. Pero una ideología de odio no es un enemigo que Supergirl pueda derrotar con amor, con superfuerza ni con visión de calor, y esto la confunde.
Contar historias que reflejen la realidad es algo necesario. La ficción es una de las mejores formas de reflejar los problemas del mundo y de incitar a quienes la consumen a actuar al respecto. Va a ser emocionante ver como Supergirl y sus amigos continúan enfrentando a un enemigo tan terrible como es el mismo odio, y con suerte, nos darán una idea sobre cómo derrotarlo en el mundo real.
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