El documental Unless We Dance (A menos que bailemos) tuvo una proyección especial el pasado 30 de junio en Quibdó, Chocó. Este trabajo de Páramo Films muestra el trabajo del colectivo Black Boys , que busca reunir a niños y adolescentes alrededor del baile y así ofrecerles mejores oportunidades de vida lejos de la delincuencia.
Black Boys nació en el barrio El reposo, en Quibdó, que durante varios años ha sido golpeado por la violencia de las bandas criminales que se disputan el territorio, y genera miedo entre los habitantes de la capital del Chocó.
La violencia ha sido especialmente dura para los jóvenes de Quibdó: el 54 % de los quibdoseños asesinados en 2020 fueron menores de 30 años, de acuerdo con cifras del Sistema de Información Estadístico, Delincuencial Contravencional y Operativo de la Policía Nacional -SIEDCO- citadas por Cerosetenta .
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Unless We Dance busca desafiar estereotipos y demostrar todo el talento que existe en El reposo. Con baile, los jóvenes quieren demostrar que son más que una cifra y quieren alejarse del crimen para construir algo positivo para ellos y su región.
Además de ser un grito por la resiliencia, Unless We Dance es un homenaje a José Yoher Palacios Mena, miembro de Black Boys asesinado en 2020. El documental recuerda a decenas de jóvenes que han perdido la vida a manos del crimen. Sus nombres que viven en las memorias de su familia y amigos también quedaron inmortalizados en el filme.
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Black Boys: baile para cambiar vidas
“El baile para mí es herramienta de vida. Es lo que me da fortaleza para rescatar a los jóvenes de las malas influencias” , cuenta Bonays (Jhonatan Martínez), una de las voces de Unless We Dance y líder comunitario del colectivo Black Boys. Eso es lo que nosotros hacemos: mitigar la violencia a través del arte, y resistir para que los jóvenes opten por el camino del bien”.
Bonays agrega que los jóvenes estaban reacios a participar en la producción, pero hoy piensan diferente. “Los jóvenes no tenían muchas ganas y no creían en el documental, pero se dieron cuenta de que sí vale la pena resistir, porque este tipo de trabajos salva vidas. Nosotros somos jóvenes resilientes y resistimos a través del arte”.
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“El baile para mí es la herramienta para expresar todo lo que yo siento. Cuando yo tengo rabia, expreso todo eso que siento con el baile y me siento otra vez feliz”, nos cuenta Colacho (Carlos Mena), otro de los jóvenes que vemos en el documental. Dice que quiere ser "influencer" y crea contenido en redes sociales con el nombre colacho_exotico .
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Además de resistir contra la violencia, los jóvenes de El reposo también resisten contra la discriminación. En Unless We Dance también vemos a personas LGBTIQA que encontraron en el baile el mejor refugio contra el rechazo a su identidad de género. “El baile es el que rompe los estereotipos. Soy una persona resiliente y yo resisto a través de la danza. El baile es inspiración, es mi mejor amigo, la resistencia”, nos cuenta Mafalda (Yosuar Mosquera), joven LGBTIQA que también vemos en el documental. Tomó su nombre del reconocido perosnaje de Quino, porque "no se deja".
Rhiana es mujer trans, estudiante de trabajo social y lideresa. Para ella, el baile es “amor, resiliencia y esperanza”. También habla en Unless We Dance sobre el arte contra la discriminación.
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Unless We Dance y Black Boys son muestra del poder del arte para resistir a la violencia. El baile cambia realidades un paso a la vez.
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Con apoyo de USAID.