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Suzume: el horror de las catástrofes naturales y la trágica belleza que dejan atrás

Suzume (Suzume no Tojimari), que se estrenó en los cines de Colombia el 20 de abril, ya se convirtió en uno de los estrenos de ‘anime’ más taquilleros de todos los tiempos. Reseña de la más reciente película del director Makoto Shinkai.

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Suzume, película del director Makoto Shinkai.

Makoto Shinkai entiende que la base de un buen drama romántico es poner una barrera aparentemente impenetrable entre los protagonistas. En las historias más normales de este tipo suelen ser diferencias sociales, una tragedia o incluso un malentendido. Pero este director japonés sabe que las puede hacer mucho más interesantes cuando esas barreras son el tiempo y el espacio ( Your Name ), poderes sobrenaturales ( El tiempo contigo ) o incluso las fuerzas ancestrales que causan los desastres naturales ( Suzume ).

Por: Julián Ramírez // @Sir_Laguna

Eso y que el chico se convierta en una silla.

Suzume ( Suzume no Tojimari ), que se estrenó en los cines de Colombia el 20 de abril, ya se convirtió en uno de los estrenos de ‘anime’ más taquilleros de todos los tiempos. De hecho, ya es la cuarta película japonesa más taquillera a nivel mundial . También ha sido un éxito con la crítica. Vamos a descubrir qué es lo que la hace tan especial y si vale la pena ir a verla.

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Suzume Iwato es una chica de 17 años común y corriente que vive con su tía en Kyushu, una isla de Japón. Un día, tras despertar de un extraño sueño, sigue a un desconocido hasta un pueblo en ruinas de las montañas y allí encuentra una misteriosa puerta de la que emerge una especie de gusano gigante, que causa un fuerte terremoto.

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Suzume descubre que este hombre se llama Souta y que es un “cerrador”, por lo que debe buscar portales místicos por todo Japón y cerrarlos antes de que el gusano escape y cause una catástrofe. Pero antes de poder continuar su camino, es convertido en silla por un extraño gato parlante. Ahora Suzume debe ayudarlo a recorrer Japón tras ese raro animal mientras cierran todos los portales a su paso.

Igual que las anteriores películas de Shinkai, Suzume destaca por su bella animación y estilo visual. El uso del azul del cielo en combinación con la belleza natural del Japón rural transmite una sensación reconfortante que nos dice que todo va a salir bien incluso cuando los personajes pasan por sus peores momentos. Es una de esas películas en las que “cada cuadro de animación es una pintura”, un generador de imágenes que no podemos resistir usar como fondos de pantalla.

Pero la belleza visual de esta obra no está solo en sus paisajes y más grandiosos momentos. Los detalles son hipnóticos. Desde las salpicaduras sobre el agua y el movimiento de la hierba al viento hasta lo apetitosa que se ve la comida en la pantalla. Es una verdadera obra de arte.

Los personajes también son parte del encanto. A pesar de su relación con lo sobrenatural, Suzume y Souta son estudiantes comunes y corrientes. Ambos tienen tensiones en sus familias y Souta sufre dificultades para equilibrar su deber como cerrador con su vida personal. Aunque no tienen grandes personalidades, se sienten reales y es muy fácil identificarse con ellos, incluso después de que él se convierte en silla.

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La historia de amor que surge en medio de este viaje por Japón también es muy bonita. Los sacrificios que hacen uno por el otro pueden tener a algunos espectadores al borde de las lágrimas. Pero es en este bello elemento que reside el que puede ser el principal problema de la película: su trama romántica resulta demasiado familiar.

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Al comienzo de esta reseña comparamos a Suzume con las dos anteriores películas de Makoto Shinkai y es que la estructura de sus tramas es demasiado similar. La evolución de los personajes y su relación es casi idéntica. No le estamos pidiendo al escritor y director que reinvente la rueda, pero nos dimos cuenta que —a grandes rasgos— todas sus películas cuentan la misma historia.

Este filme también tiene un ritmo inusual. Eso no es algo malo —de hecho, nos encanta cuando una película se sale de lo establecido— pero puede ser un problema para espectadores acostumbrados a lo tradicional. Hay un gran clímax en Tokio que hace creer que nos encontramos cerca del final, pero solo estamos a mitad de la historia. A causa de esto, a muchos se les puede hacer “demasiado larga”.

Pero más allá de lo bonita que es, de su historia de amor y de lo similar que pueda ser a otras obras del mismo director, lo que más nos llamó la atención de Suzume es su aproximación al tema de las catástrofes naturales. Como bien sabemos, Japón es un país que ha tenido que lidiar con terribles terremotos y tsunamis a lo largo de su historia, lo que llevó a crear una especie de vínculo folclórico con estos eventos. Esta película habla sobre qué pasa cuando esas tragedias son olvidadas y el dolor que nunca desaparece de las personas que han perdido a alguien en uno de estos horribles eventos.

Igual que la caída del cometa en Your Name y el clima de El tiempo contigo , Suzume está fuertemente inspirado en la tragedia de Tohoku en 2011 . Pero en esta ocasión no fue el evento como tal, sino la forma como —para el escritor y director— Japón está olvidando las lecciones que dejó. En el pasado, eventos como estos eran convertidos en mitología y leyendas. Las fuerzas de la naturaleza tomaban la forma de monstruos y espíritus cuyas historias no permitían que lo ocurrido fuera olvidado. Suzume no Tojimari es un intento de hacer lo mismo. Las ruinas y lugares abandonados deben ser una fuente de lecciones. A la vez, Shinkai le rinde un tributo a quienes perdieron la vida en esos lugares y a la extraña belleza que queda en ellos.

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Suzume es una de las mejores películas en lo que va de 2023 y vale la pena verla en la pantalla grande debido a su gran belleza. Es verdad que su trama romántica y sobrenatural es muy familiar, especialmente si son fanáticos de las anteriores obras del director, pero ese no es un gran problema. Es un filme con mucho encanto que nos da un recorrido por algunos de los escenarios más bellos de Japón, que lucen incluso más hermosos en su forma animada.

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