¿Será exagerado decir, de nuevo, que Disney “lo volvió” a hacer en grande? Lo dijimos en diciembre con el estreno de Soul y ahora lo repetimos con Raya y el último dragón , la más reciente producción de Disney Animation Studios que se estrena el 5 de marzo en teatros seleccionados en todo el mundo y a través de Disney+ en su sistema de acceso premium.
Por Vanessa Velásquez Mayorga // @vanessa_vm
Raya y el último dragón está ambientada en Kumandra, un reino fantástico, inspirado en el sudeste asiático en el que humanos y dragones conviven en armonía. Sin embargo se enfrentaron a los Druun, una plaga monstruosa que convierte en piedra a los seres vivos. 500 años antes del desarrollo de la historia los dragones se sacrificaron para combatir la plaga y crearon la valiosa Gema del dragón con la que por fin lograron salvar a los humanos.
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Tras el sacrificio de los dragones, Kumandra quedó dividida en 5 reinos nombrados según las distintas partes del cuerpo de un dragón y entre los cuales predomina la desconfianza hacia sus vecinos. Benja, el padre de Raya, líder del reino Corazón y guardián de la gema del dragón confía en que los reinos pueden volver a vivir en paz y restaurar Kumandra en toda su gloria. Sin embargo, Benja y Raya son traicionados, la gema es comprometida y despertando a los Druuns, quienes parecen invencibles en un mundo sin dragones.
Raya, nueva guardiana de la gema, recorre Kumandra en búsqueda del último dragón, Sisu, para recuperar la gema y destruir, de nuevo, a los Druuns para así salvar a Kumandra.
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Desde Moana y Zootopia , ambas de 2016, Disney Animation Studios no creaba un mundo nuevo para su audiencia (las películas que ha estrenado el estudio desde entonces han sido secuelas), y la espera ha valido la pena. Raya y el último dragón , si bien se pega a la ya conocida fórmula del viaje del héroe, lo hace de una manera en la que no faltan las sorpresas, el entretenimiento ni la sensación de maravilla.
Con un poco menos de dos horas de duración, Raya y el último dragón mantiene a la audiencia atenta, expectante no sólo al desarrollo de la historia o al próximo paso de la heroína, sino a descubrir qué secretos tienen Kumandra y sus cinco reinos por revelar y con qué nos va a sorprender cada nuevo escenario. Los personajes son diversos, muy distintos los unos de los otros pero conectados por el deseo de reencontrarse con sus familiares convertidos en piedra y las profundas ganas de, después de años divididos, recordar cómo confiar en los otros.
En el centro de todo está Raya (Kelly Marie Tran), uno de los personajes más fuertes que ha creado Disney en los últimos años y que rompe con todo tropo comúnmente asociado con el estudio: es una mujer de color, motivada por su propio deseo y ambición de arreglar lo que siente que dañó. Raya no canta, no persigue a un amado, no busca una corona. Es una guerrera, es una luchadora que en algunos momentos nos hace pensar en Rey de la nueva generación de la franquicia de Star Wars.
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Y claro, tenemos que hablar de Sisu, el último dragón, quien en la versión original de la película es interpretada por la actriz y comediante estadounidense de ascendencia china Awkwafina, cuya voz le imprime una personalidad arrolladora al dragón. Sisu es mística, claro, a fin de cuentas es un dragón. También es inocente y confiada, y contrastando con la personalidad de Raya, forman una pareja difícil de olvidar.
Por último vale mencionar a Naamari (Gemma Chan), antagonista de Raya pero no necesariamente la “mala” de la película. Y esto es importante porque aunque los Druuns son importantes para el desarrollo de la historia, realmente son unos monstruos flojos. Si el contrapoder de Raya hubiera sido únicamente los Druuns, estaríamos hablando de una película bastante regular. Pero no, entra a jugar un papel muy importante Naamari, del reino Colmillo, una chica ambiciosa, poderosa e igual de fuerte a Raya, una antagonista profunda, cuyas motivaciones tienen capas y capas por descubrir y que siempre nos da buenos momentos en la pantalla.
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Desde que se ve el trailer es claro que el tema en el corazón de esta película es la confianza . Raya la perdió desde el momento en el que la traicionaron y perdió la gema, pero Sisu confía, valga la redundancia, en que la confianza en los otros es la clave para vencer a los Druuns y restaurar la gloria de Kumandra. Yo tal vez difiero, y si bien la confianza en los otros sí es un elemento clave en la trama de esta película, creo que el corazón de esta historia está en la promesa del reencuentro. En la certeza de que hay una manera de salvar al reino y al hacerlo devolver a la vida a todos aquellos a quienes los Druuns han convertido en piedra.
Bueno, tal vez esa esperanza es una de las muchas caras de la confianza. Una de las muchas dimensiones de la fe ciega. Los personajes confían en que existe un futuro en el que podrán vivir sin miedo, en que Kumandra volverá a estar unida a nivel macro, con todos los reinos reconciliados, pero también a nivel micro, con todas las familias que lo habitan reunidas, sin padres ni hijos convertidos en piedra por los Druuns.
No hay duda que el increíble universo visual que presenta Raya y el último dragón está diseñado para ser visto en la pantalla grande, así que si les es posible, la recomendación es que vean la película en su teatro de confianza. Los estilos de animación para narrar en los distintos tiempos, los efectos para animar texturas naturales como el agua o la nieve, el pelo o la comida alcanzaron un nivel de detalle para ser disfrutado con las luces apagadas y con sonido envolvente. Sin embargo pueden acceder al Premium Access que ofrece Disney+ dentro de su plataforma por $49.000. Claro, tienen razón en estar precavidos ante este método, sobre todo después de lo que pasó con Mulán, pero la crítica internacional coincide que en este caso el acceso preferencial vale la pena. Raya y el último dragón es una película conmovedora, con mucho corazón que nos recuerda por qué cada lanzamiento de Disney nos llena de anticipación.