La revelación ocurrió en el podcast sobre anime Trash Taste. Hasan Piker, streamer y comentarista político estadounidense plantea la pregunta: ¿One Piece, la aparentemente inocente serie de piratas, tiene una dimensión política? De hecho, dijo que era socialista.
Desde ese momento YouTube se llenó de videoensayos de fans presentando sus puntos a favor y en contra.
A pesar de que ya sabíamos que Eiichiro Oda, el escritor de la obra, se inspiró en eventos de la vida real, muchos no veían cómo una historia que trata sobre un adolescente con poderes de goma y piratas discute sobre la inequidad, corrupción y la tragedia de la guerra.
Para nosotros es claro: las referencias al Che Guevara y las luchas contra gobiernos corruptos son centrales en 'One Piece'. La historia va mucho más allá de la trama de piratas y nos enseña de política y del concepto de libertad.
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Acá explicamos el porqué, punto por punto.
¿Qué es One Piece?
Antes que nada, repasemos el impacto de One Piece.
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Mientras que en Latinoamérica pegaron con fuerza Dragon Ball y los Caballeros del Zodiaco desde los 90, Japón lleva obsesionado con One Piece de manera ininterrumpida desde 1997.
Sin embargo, debido a adaptaciones deficientes y una intensa censura, su influencia pasó desapercibida para muchos en esta parte del globo.
Para ponernos en contexto: es el manga más vendido de la revista Shonen Jump, (la más importante, reconocida y vendida del medio) y en Japón fue el manga más vendido de manera consecutiva desde el año 2007 hasta 2018.
Echiro Oda tiene el record de mayor cantidad de copias publicadas de un comic book por el mismo autor.
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Con un total de 1109 capítulos en el manga y 1096 en el anime, es una de las series con mayor tiempo de emisión.
A 25 años de su primera publicación, siguen saliendo películas e, incluso, el 31 de agosto de 2023 se estrenó la adaptación al live action en Netflix con una calificación en Rotten Tomatoes de 85% de la crítica y 95% de la audiencia.
- Recomendamos leer: One Piece en live action: esta vez una adaptación del anime fue un éxito ¿Qué hizo bien?
Para que nos entendamos mejor: a nivel mundial existen más copias de mangas de One Piece que los que existen de Batman y Superman .
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En breve, por si no la han visto o no se acuerdan: la serie comienza con la ejecución de Gol D. Roger, un hombre conocido como El Rey de los Piratas.
Justo antes de su muerte, Roger menciona su gran tesoro legendario, el One Piece, que puede ser tomado por quien lo encuentre. Esto marca el inicio de una era conocida como la Gran Era Pirata.
Como resultado, un sin número de piratas zarparon hacia el Grand Line con el objetivo de encontrar el tesoro. Un joven llamado, Monkey D. Luffy es el protagonista de la historia y es inspirado por la admiración que desde su infancia le tiene al poderoso pirata Shanks el Pelirrojo.
Luffy comienza su aventura desde su hogar en el mar “East Blue” para encontrar el One Piece y autoproclamarse a él mismo como el nuevo Rey de los Piratas.
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Con el fin de crear y convertirse en el capitán de una tripulación propia, el muchacho funda los Piratas de Sombrero de Paja.
La estructura de la historia consiste en que Luffy viaja de isla en isla, lo que permite abordar distintas formas de organización social, distribución del poder y modos de ser de los locales.
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¿Cómo una historia de piratas trata la política?
En apariencia, One Piece puede parecer un manga para niños sobre aventuras, chistes tontos y esqueletos parlantes con afros. Y, sin duda, ninguno de esos elementos carece de importancia ya que ante todo la serie quiere divertir.
Sin embargo, hay otra corriente poderosa que recorre la serie: trata sobre el trauma, la angustia y la violencia realizada por el Estado.
No escatima en mostrar la complejidad y consecuencias que tienen sobre la vida de los personajes vivir en sociedades que toleran el racismo y la explotación de unos y otros.
Solo hay que recorrer las historias de cada uno de los personajes principales para ver el dolor que deja la crueldad de los otros.
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Un ejemplo: Nami, una navegante del barco, fue víctima de la manipulación, la explotación esclavista y el racismo de una raza de hombres-Pez, solo para darnos cuenta más adelante en la historia que ellos también fueron víctimas de humanos y que buscaban una venganza por el sufrimiento que tuvieron.
En consecuencia, más que reducirlo a un asunto de villanos y héroes, se produce un ciclo de venganzas, odios y heridas que dejan secuelas en las vidas y cuerpos de los diversos personajes.
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El mundo de One Piece no es libre
No hay navegación libre a través de todos los mares, no hay formas de acceso a la información y los medios dan fake news, existe la esclavitud patrocinada por el Estado y discriminación.
Sobre todo, hay una autoridad injusta que controla el destino de los demás y que restringe la libertad para mantener el equilibrio de poder, incluso no duda en recurrir al exterminio de grupos enteros. Los intentos del Gobierno Mundial de censurar la información son paralelos a la censura de los medios del mundo real.
En la historia conocemos las consecuencias de la censura a través de la vida de la arqueóloga del barco Nico Robin, una mujer a la que, desde pequeña, le pusieron precio a su cabeza por pertenecer a una comunidad de investigadores que conoce una parte de la historia que se ha intentado ocultar.
Su relato es trágico porque se muestra en detalle cómo vio su pueblo ser aniquilado solo por compartir el entusiasmo de investigar el pasado. One Piece subraya la importancia primordial de la libertad de expresión, enfatizando la batalla contra la desinformación.
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En este contexto, la historia se enfoca en los sueños de los personajes. Son una forma de imaginarse otros mundos, otras formas de existir y, sobre todo, otras formas de convivir con otros.
Este es un elemento profundamente revolucionario, pues en el mundo de One Piece han logrado quitar la posibilidad de soñar a varios de sus personajes.
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El escenario nos enfrenta a dilemas: ¿Qué tan libre se puede ser? ¿Hasta dónde llega la libertad? ¿Es necesario el control y las formas de gobierno? ¿Se deben seguir las normas cuando el gobierno defiende la esclavitud y la explotación?
Los personajes plantean diferentes soluciones para resolver estos conflictos. Akainu, un almirante de alto rango del gobierno, cree que se deben seguir las reglas sin importar que causen destrucción. Una de las decisiones más conocidas de este personaje fue seguir la orden de destruir el pueblo de Nico Robin, solo porque era una orden.
Por otro lado, un personaje como Aokiji plantea que “La justicia es en gran medida un concepto subjetivo". Sugiere que el individuo siempre debe sopesar las consecuencias de las decisiones y, como Almirante, no se deben seguir todas las órdenes a ciegas.
Esto implica, en ocasiones, perdonar o, incluso, apoyar a los considerados criminales, los cuales en ocasiones son los grupos oprimidos.
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Probablemente, el personaje que ofrezca la postura más crítica del régimen gobernante sea Fujitora, un miembro peculiar de los marines. Él se ha cegado a sí mismo viendo todos los sufrimientos y cosas terribles en el mundo que lo rodea. Y ser ciego le permite ser imparcial a la hora de ejercer justicia.
Solo con estos tres personajes vemos como One Piece cuestiona qué significa ser bueno o malo y aborda las gamas grises entre ellos.
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One Piece más que ser un manga que maraville por sus peleas, es una historia que se centra en los conflictos de visiones del mundo que tienen los protagonistas con los antagonistas.
One Piece y el género
Aunque se ha discutido la relación ambivalente que tiene One Piece con las representaciones femeninas por la hipersexualización de algunos de sus personajes, es un hecho que supera con creces el Test de Bechdel , lo cual es mucho decir para los principales animes del momento.
Las mujeres en One Piece tienen sus propias aspiraciones, su vida no se centra en su vida amorosa y, por el contrario, se dedican arcos enteros a sus historias personales y repercusión de sus ideas en el mundo.
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Además, ha sido revolucionario en el medio por sus personajes no binarios, Bon Clay es el primer personaje no conforme con el género que encuentra el lector. Sin embargo, pronto quedó claro que Bon Clay existe como una poderosa condena del esencialismo de género.
El rechazo de Bon Clay al esencialismo de género resalta que en realidad es una representación liberadora de las personas trans.
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Y otros personajes como Ivankov (líder del ejército revolucionario), Kiku, Yamato y otros, muestran formas de vivir desde identidades diversas.
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