Recibimos las señales con anticipación. Una fue que la película escogida para inaugurar el Festival de Cannes 75 era un remake de la comedia japonesa One Cut of the Dead (2017). La otra, y no por porque piense como Albert Serra sobre los actores, era el presidente de la Sección Oficial: el gran actor Vincent Lindon. Un mal presagio porque había compañeros suyos en el jurado más adecuados, como Joachim Trier, Palma de Oro en 2021; Jeff Nichols, el director de Loving (2016). En cualquier caso, al menos en los premios entregados en Competencia Oficial, así nos fue.
Por Juan Carlos Lemus de Cine con Acento " target="_blank" class="rte2-style-brightspot-core-link-LinkRichTextElement" type="text/html" data-cms-ai="0">Cine con Acento // Fotos de Antonio Castello - @antoniocastello
Palma de Oro para: 'Triangle of Sadness' de Ruben Östlund.
Una película típica del director sueco, que había sido premiado en 2017 por The Square . En esta oportunidad Östlund repite el humor y el cinismo, esenciales de su filmografía, para poner los machos a prueba en la definición del rol que ahora nos empieza a tocar en el mundo.
También se arriba a criticar a los ricos, pero el cinismo impera en lo mostrado por el sueco, y no logro definir si es pose o es que no ve que es el sistema y no las personas el meollo del asunto.
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El pero es que, hablando de premiar el arte, había al menos un par de películas que por razones etarias, ( Crimes of the Future de David Cronenberg), o estéticas ( Pacifiction de Albert Serra), debieron salir mejor paradas
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El jurado jugó a quedar bien con muchos
El Premio del Jurado fue compartido entre la grandiosa EO de Jerzy Skolimowski y la horripilante, por melosa y sin objetivo elocuente, The Eight Mountains de Felix van Groeningen y Charlotte Vandermeersch .
No entiendo —y he preguntado a colegas por su iluminación, pero andan igual— cómo estas dos películas pueden llegar a ser igualadas en un premio.
Eo es una película delicada y con mucho oficio por parte del director Skolimowski. Una buena clase de dirección, sobre todo de los actores que en este caso son burros y sus colegas humanos que se esfuerzan por dar la talla. Un burro que nos habla de política europea, del comportamiento humano con respecto a los animales como nuestros iguales. La otra es como ver el video del vecino de vacaciones… por tres horas.
También les dio por dividir el Grand Prix en el que la pequeña joya de Lukas Dhont, Close, se le ve rebajada de nivel al compartir el premio con Stars at Noon de Claire Denis, una de las películas más denigradas de esta gran directora.
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El Premio a Mejor Director fue Park Chan-wook por Decision to Leave , con la que el coreano me sorprendió alejándose de sus trucos habituales. No del todo bien logrado, sí, pero sorprende su mezcla de Vertigo con In the Mood for Love
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Por el 75th aniversario se premió a Tori and Lokita de Jean-Pierre and Luc Dardenne. Los hermanos belgas que llevan haciendo el mismo cine comprometido con lo social (!) pero no tanto con el cine. Lo mismo de siempre saliendo premiado, para qué cambiar.
Las lunas de Júpiter
En la sección Una Cierta Mirada no pude asistir a ninguna de las proyecciones de las películas premiadas, pero puedo recomendar War Pony y The Stranger. Fuera de competencia hubo mucho revuelo por Top Gun : Maverick , muy entretenida en su adrenalina pura, y por Elvis , pero los comentarios de esta última no fueron los mejores.
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También allí Three Thousand Years of Longing, de George Miller , una buena película familiar. En Cannes Premiere me sampé las cinco horas de Esterno Notte , en la que Marco Bellocchio se centra en los días que en Italia, familiares y amigos de Aldo Moro vivieron por su secuestro y asesinato. Elegante el italiano.
En las Proyecciones Especiales fui a ver el inocuo documental que sobre Jerry Lee Lewis hizo Ethan Coen. Y Sergei Loznitsa presentó allí The Natural History of Destruction . Imperdible el ucraniano, como siempre
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La Semana de la Crítica fue el momento de ver premiada La jauría , coproducción colombo-francesa de Andrés Ramírez Pulido. El director colombiano habla de los orígenes de la violencia y del porqué parece inagotable .
En la Quincena de Realizadores se presentó Un varón , de Fabián Hernández. un relato bien intencionado de la dura vida de la calle en una barriada bogotana para un adolescente con conflictos internos atravesados y condicionados por la situación familiar y los entornos sociales donde se mueve. También quedan L’Envol de Pietro Marcello y la gloriosa Fogo-Fátuo de João Pedro Rodrigues.
¿Las obras maestras?
No sé si sean palabras mayores, pero si seguimos acá en 20 años estoy seguro que seguiremos hablando de este par: Crimes of the Future de Cronenberg y Pacifiction de Albert Serra.
David Cronenberg volvió y se apoltronó en el sitio de maestro que el ha sabido confeccionarse. Volvió al cuerpo, volvió a lo visceral. Él, que mantiene su sensibilidad, llegó a mostrarla de nuevo a un mundo que parece que la ha venido perdiendo, y por esos sus promesas de abandonos de salas no se cumplieron.
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Crimes of the Future es el título que hace de metáfora a ese retorno suyo a sus anteriores afanes, y lo es porque ya había sido usado por él mismo allá en 1970, la década del horror corporal que tan bien se le da.
En este 2022 trajo una especie de mundo pos-apocalíptico en el que la poca humanidad que queda ha empezado a desarrollar nuevos órganos y ha inventado tecnologías bio-corporales para acelerar el proceso. Un mundo donde los avances computacionales parecen de otra dimensión y donde la electrónica parece sacada de la ciencia ficción de los 70 pero con esteroides . Las actuaciones de Viggo Mortensen y Léa Seydoux son magníficas y hacen resaltar aún más a la maravillosa Kristen Stewart.
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Y la otra significó la vuelta del cine español a Cannes. O mejor —para evitar su ira si llega a leerme— la vuelta de un nativo de España, catalán, a la competición oficial. Albert Serra llega a acompañar a Saura, a Buñuel y a Almodóvar, el que ha mantenido la bandera, pero sin competir.
Es importante resaltar la sostenida ausencia del cine español porque competir y ganar la Palm d’Or de Festival de Cannes —con amores y odios— es comparable con el título del Mundial de Fútbol.
Serra es director y un personaje de sí mismo. En sus palabras, él es uno de los mejores del mundo. Un Cristiano Ronaldo del cine, que cada vez que puede lo demuestra. Se estrenó en una sección paralela, la Quincena, allá en 2006 con Honor de Cavalleria y en 2019 se llevó el Premio del Jurado de Una Cierta Mirada con Liberté, esta edición 75 fue el momento para llegar a la competencia oficial con Pacifiction .
La platea estalló en elogios y la gran mayoría coincidimos en que esta es LA película de esta edición . Un largo de dos horas y cuarenta y cinco minutos en el que sus tomas hacen parecer que no pasara nada. Lo especial de su cine es que las imágenes hablan y cuentan la historia; una que escarba en la blanquitud y en neocolonilismos y en cómo los blancos del mundo siguen queriendo decidir y lo logran .
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El momento que más me deja boquiabierto es cuando el protagonista, un francés en una isla del Pacífico, les dice a los bailarines nativos cómo deben realizar un baile propio de la isla . Ojalá llegue a los cines, es una joya para retener en la mente y masticarla tan lento como la filmación misma.
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