De oriente consumimos sushi, anime, k-pop y, ahora, películas y series. En los últimos años la temporada de premios al cine -una industria históricamente centrada en el Hollywood más gringo y blanco posible- ha puesto sus ojos en otros lugares y en otras comunidades migrantes, pero particularmente se ha enfocado en el sello asiático.
En 2020 ‘Parasite’, la película dirigida por el surcoreano Bong Joon-ho, ganó el premio a mejor director, mejor guión original, mejor película extranjera y mejor película, convirtiéndose en la primera cinta de habla no inglesa en ganar en esta categoría.
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Un año después, la también surcoreana Youn Yuh-jung fue la ganadora del Oscar a mejor actriz de reparto por ‘Minari’ y, en 2022, la película japonesa ‘Drive My Car’ se llevó el premio a mejor película extranjera .
En 2023 el boom siguió resonando con la victoria de siete premios de la academia para ‘Everything, everywhere, at all once’ , que aunque fue producida por la empresa estadounidense A24, fue codirigida por el chino Daniel Kwan y sus principales protagonistas son del mismo país.
En principio todo parece indicar un desvanecimiento de fronteras geográficas en la industria del cine. El paisaje es bastante optimista. Sin embargo, no podemos evitar preguntarnos ¿Es la inclusión del cine asiático un reconocimiento legítimo a una tendencia global o es una movida atribuible únicamente a la reciente corrección política de Hollywood?
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Analicemos el contexto.
#OscarsSoWhite
Hace ocho años un numeral en Twitter lo cambió todo.
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#OscarsSoWhite - iniciado por la activista y escritora April Reign - empezó un movimiento de protesta digital en contra de la falta de diversidad entre los nominados a los premios en 2015, pues entre los 20 candidatos a mejor actriz y actor, no hubo ninguna persona negra, latina o de otra minoría .
Los años anteriores tampoco fueron muy distintos y tenemos datos para probarlo. Una investigación llamada “La lista de inclusión”, que estudia la diversidad en los Premios de la Academia durante los 95 años de historia, publicó que en los ocho años anteriores a las protestas #OscarsSoWhite, solo el 8% de los nominados a los Oscar no eran blancos.
La publicación también anunció que desde 1929 solo el 6% de todos los ganadores han pertenecido a grupos étnicos infrarrepresentados y un 16% de los ganadores han sido mujeres, de las cuales menos del 2% han sido mujeres de color.
Aún con estas cifras, las cosas parecen estar cambiando. En los ocho años seguidos al estruendo de #OscarSoWhite la diversidad en las nominaciones ha aumentado hasta el 17%. ¿Pero porque ha sido el cine de la tríada Corea del sur, Japón y China el que mayor rédito ha sacado?
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La industria del cine en Asia
No todo se debe a la misericordia de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas. En Asia también están haciendo lo suyo.
Corea del sur es un caso para hacerle zoom al máximo. Para el gobierno de este país el cine es una industria a la que “le meten toda”. Park Yang-woo , ministro de Cultura, Deporte y Turismo de Corea, en entrevista con ABC España afirmó que están “invirtiendo agresivamente en la industria cultural, ayudando en todo el proceso: desde la planificación y la producción hasta la distribución y la promoción. Para nosotros es una industria nacional estratégica ”.
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Además de lo anterior, el gobierno coreano protege el cine experimental e independiente a través de subsidios; las películas comerciales cuentan con beneficios fiscales e inversión, y tienen una escuela de artes visuales pública. (Aquí estudió Bong Joon-ho, director de ‘Parasite’, casual).
El plan gubernamental surcoreano incluye fomento en otras áreas de la cultura, no en vano desde los 90 estamos hablando del hallyu, o la ola coreana: la avanzada de los productos culturales de ese país en la cultura pop global.
En otros lugares de Asia también resuena el boom de producción y consumo de cine. Principalmente en los que tienen economías más sólidas. Según Variety, China y Japón son el segundo y tercer país más taquillero del mundo , después de Estados Unidos.
En Japón las películas locales y el anime son las más consumidas desde hace años, pero después de dos años flojos a raíz de la pandemia, Hollywood volvió a estar en la mira. Lo vimos con 'Drive My Car', que fue una coproducción entre Francia y Japón, y ya se está hablando de una secuela llamada "Our Apprenticeship”.
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En China el panorama es parecido en tanto inversión. Luego de medidas hipercontroladoras contra el Covid-19, prohibiciones al cine norteamericano por parte del gobierno Xi Jinping y un nuevo Film Bureau, el pronóstico del clima cinematográfico en china viene con vientos a favor.
"El año pasado se suspendieron demasiados estrenos debido a los bloqueos, hay un gran retraso de peliculas listas para estrenarse en 2023", afirma Meng Xie, fundador de Rediance, una productora independiente con sede en Pekín en entrevista con The Hollywood Reporter.
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De hecho, ya están planeando su gran regreso en la 73 edición del Festival Internacional de Cine de Berlín, en el que estrenarán seis largometrajes chinos, de los cuales dos estarán en competencia.
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Diversidad en Hollywood: ¿Protagonista o extra?
Con los porcentajes de diversidad aumentando e industrias del cine alternativas haciendo camino en el mainstream, aún queda mucho balance por equilibrar. Sobre todo, en un país en el que el 40% de sus habitantes son considerados minorías étnicas.
Las victorias de actores, productores y cineastas de oriente o latinos suman terreno en los votos de las próximas entregas. Sin embargo, es casi imposible mirar con sospecha un patrón que se repite cada año y con más intensidad: las nuevas industrias poderosas del cine coinciden con las economías más grandes a nivel mundial. China, de hecho, que siempre ha sido un mercado vedado para Hollywood, está haciendo tambalear el poderío económico de Estados Unidos, ahora desde nuevos frentes, o preguntenle al gobierno de los EE.UU. por TikTok.
En 2023 'Everything, everywhere, all at once' fue la gran ganadora y, aunque significó un hito en número de nominaciones y premios que hicieron historia - Antes de Michelle Yeoh, la última vez que nominaron a un actriz asiática a un Oscar por mejor actriz fue en 1935, también fue un año en que ninguna mujer estuvo nominada a mejor dirección.
Ocurrió justo luego de que Jane Campion y Chloe Zao ganaran en sus respectivos años la misma estatuilla por ‘El poder del perro’ y ‘Nomadland’. Aunque, hay que decirlo, en 2023 también hubo espacio para otras victorias de mujeres: Sarah Polley ganó por mejor guión adaptado en ‘Ellas Hablan’ y Ruth E. Carter, que se llevó una estatuilla por Mejor diseño de vestuario en 'Wakanda Forever' se convirtió en la primera mujer negra en ganar dos premios Oscar.
En resumidas cuentas, hay dos movimientos sucediendo en paralelo. Por un lado, una apertura cultural de Hollywood por reconocer el trabajo de calidad más allá de sí mismos, y por el otro, más países compitiendo en el mercado del cine con fórmulas distintas a las ya replicadas por los anglo, aunque son los países que compiten en todos los campos. ¿Será una tendencia pasajera o un cambio estructural en la elección de premios?