Es momento de dejar de endiosar a los artistas más populares del momento. Ellos también son humanos, cometen errores, actúan diferente, esconden y callan cosas, huyen y les hacen frente a sus sentimientos, piensan, ríen, bailan, lloran y un largo etcétera. El documental de la superestrella pop Billie Eilish a cargo de R. J. Cutler en la dirección, es un ejemplo de lo crudo, intenso y tortuoso que es alcanzar la fama.
Por Nick Martínez // @NickXtatic
No es ningún secreto que Billie Eilish siempre ha sido honesta sobre su vida en casa, y cómo es componer y crear en compañía de su hermano Finneas O’Connell, contando con el constante apoyo de sus padres Maggie Baird y Patrick O’Connell. Es de esta estrecha relación familiar casera que podemos escuchar esa mística de hermanos en cada rincón del planeta, acumulando elogios ( cinco premios Grammy ) y transmitiendo ese cariño con todos sus seguidores.
“¿Están bien? Ustedes deben estar bien porque son la razón de que yo esté bien. ¿Okay?”. -Una de las frases que Billie Eilish suele mencionar durante sus conciertos.
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Cuando Ocean Eyes empezó a popularizarse en SoundCloud en 2015, la familia Baird O’Connell tenía claro que en cualquier momento eso iba a desencadenar una bola de nieve que hasta el momento sigue creciendo sin vistas a detenerse pronto. Parece entonces correcto que, después de un exitoso álbum debut (pocos artistas pueden contar esa historia), Billie Eilish tenga su propio documental.
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Para R. J. Cutler, este documental supuso un reto como pasaría con cualquier producción, sin embargo, su experiencia le permitió captar durante 10 a 15 días de grabación al mes, momentos íntimos que poco se conocían de Billie Eilish y su familia: “si bien teníamos un acceso mucho más íntimo y personal, siempre respetamos esos límites para poder captar lo que queríamos en ese momento. No hubo nada más respeto por cada situación que se vivió y se pudo capturar”, comenta Cutler sobre cómo percibió ese extenso proceso de grabación entre 2018 y 2019.
Como pasa con cualquier documental, el material recogido puede fácilmente sumarse en cientos de horas donde se evidencian momentos que no llegaron al corte final, que existieron mientras se vivía el proceso de construcción, producción y distribución de su álbum debut When We All Fall Asleep, Where Do We Go? , sin embargo, Cutler quedó satisfecho con la pieza de 140 minutos, una que él mismo supervisó hasta el final, teniendo en cuenta que muchos otros épicos momentos quedaron por fuera.
“Estuvo muy conmovida cuando vio el corte final. Muy agradecida”, comenta Cutler sobre la primera respuesta que obtuvo de Billie Eilish cuando vio el corte final por primera vez, en la privacidad, sin nadie de su familia cerca. ¿Por qué? Sin necesidad de hacer spoilers, este documental es una fiel imagen de lo que ella vivió durante su acenso a la fama, un precio que tuvo que pagar mientras se le exigía terminar un álbum que se produjo entre la habitación de su hermano y el estar de gira; en medio de una relación que ya no es ni será; lesiones y enfermedades. Cosas muy íntimas de ella que debían pasar por sus ojos antes que el de los demás.
Cutler conoció a la familia Baird O’Connell en el verano de 2018 gracias a una invitación a pasar por su casa en Highland Park para charlar sobre un posible proyecto. Fue así cómo se formalizó esta idea que ya venía grabándose en manos de Billie, Finneas y Maggie. Algo que podemos apreciar desde el inicio del documental .
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Durante más de dos horas, logramos intimar con lo crudo e intimidante que puede ser alcanzar la fama. Los sentimientos suelen ser un arma de doble que, en manos de un artista, tiende a generar cortes más profundos.
“Hay muchos momentos especiales. Siento que el concierto con el que se inicia es increíble. Sincronizarse con el público durante todo el año fue único. La mística entre Billie y sus padres es extraordinaria. No solo capturamos los momentos de Billie y Finneas, también lo hicimos con Maggie y Patrick. Me encanta cada segundo de este documental”, afirma Cutler.
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Cuando se anunció la llegada de este documental , mucho se especulaba sobre qué tan profundo podría llegar a ser ya que, aunque Billie es abierta sobre su vida personal, no lo es tanto sobre su intimidad. En varias entrevistas que le han hecho en su casa en Los Ángeles, California, siempre ha mantenido cubiertas las paredes de su habitación, dejando claro que solo unas cuantas personas han podido ver qué hay allí escrito. En el documental podemos apreciar una fracción de lo que allí está. Así de profundo logró llegar a ser ‘ The World's a Little Blurry ’.
Ansiedad, amor, desamor, alegrías, desesperación, dolor, orgullo y nostalgia son los detonantes de este cuidadoso corte dirigido por R. J. Cutler, el cual pueden ver en cualquier momento en Apple TV+.