Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Anatomía del Premio Oscar a mejor película: diez condiciones actuales para ganar

La Academia no necesariamente premia lo mejor del cine. Premia a grandes películas, sí, pero mientras encajen en sus parámetros, todavía muy blancos, muy gringos y muy convenientes.

92nd Annual Academy Awards - Preparations Continue
Premios Oscar 2022
// Kevork Djansezian/Getty Images

Los Premios Oscar de la Academia no necesariamente premia lo mejor del cine. Galardona a grandes películas, sí, pero mientras encajen en sus parámetros que todavía son muy blancos, muy gringos y muy convenientes. Así es la Anatomía de los premios entregados en el corazón de Hollywood.

Por Álvaro Castellanos | @alvaro_caste

Mientras la policía investiga una serie de asesinatos sádicos, un joven de mirada rabiosa, cejas afeitadas y tabique quebrado dice llamarse Adrien y haber desaparecido hace diez años. Para su padre, un bombero excéntrico, encontrarlo representa el final de una pesadilla y la esperanza de un nuevo comienzo.

Este es el argumento general y sin spoilers de Titane , película francesa dirigida por Julia Ducournau. Una historia maravillosa con matices sci-fi y que se influencia por el cine ultraviolento francés, el body horror y la identidad de género. Titane ganó la Palma de Oro a mejor película en el festival de Cannes en 2021. Es una historia única, alucinante y llena de virtudes estéticas, pero, como era de esperarse, quedó excluida de las 23 nominaciones para los Premios Oscar de 2022. ¿Por qué? Básicamente, porque no encaja en el molde, en el tipo de película que la Academia está dispuesta a premiar.

Publicidad

La exclusión de enormes producciones en los premios Oscar es cuento viejo. Aunque todos los años la competencia es amplia y siempre alguna película importante puede quedar fuera, decenas de filmes históricos dan cuenta de esta arbitrariedad. Por un motivo u otro, Rear Window de 1954, Rebel without a Cause de 1955, Psycho de 1960, 2001: a Space Oddysey y Rosemary’s Baby de 1968, Back to the Future de 1985, Thelma and Louis de 1991, Se7en de 1995 o The Truman Show de 1998 no encajaron en la horma de la Academia y fueron sistemáticamente ignoradas en sus respectivas ediciones.

A pesar de que, en la actualidad, los Oscar están tratando de mirar cada más allá de su miopía selectiva, representando cosmovisiones globales y transformaciones que se viven en nuestras sociedades, sus parámetros para premiar películas en gran medida se mantienen. ¿Cuáles son? A ciencia cierta no lo sabemos, porque no están publicados en ningún lado. Sin embargo, basándonos en las ganadoras a mejor película en lo que va del Siglo XXI, los requisitos son, más o menos, los siguientes.

Publicidad

  • 1) «Gringocentrismo»

La ganadora del Oscar a mejor película debe ser, muy preferiblemente, una historia que explore el estilo de vida y las problemáticas gringas del presente o el pasado. Es un criterio bastante lógico, si tenemos en cuenta que la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas —Academy of Motion Picture Arts and Sciences— está basada en Beverly Hills, California, y la conforman 7.000 miembros, de los cuales la mayoría y los más influyentes son estadounidenses. Hay que destacar, eso sí, que en 2020 el premio a mejor película se lo llevó Parasite — Corea del Sur en detrimento de Joker, 1917 o Once Upon a Time in Hollywood . En 93 ediciones de los Oscar, Parasite ha sido la única película de habla no inglesa en ganar el premio mayor. Esta decisión de la Academia coincide con que, entre 2015 y 2020, se admitieran a 819 miembros de 68 países distintos, lo cual indica que ciertos vientos de cambio están universalizando, aunque lentamente, a los premios.

No olvidemos que los estadounidenses controlan las narrativas de la historia occidental. Y al haberse apropiado de los relatos globales como arma ideológica, han desplazado al sur global, no sólo a nivel histórico, sino también en industrias culturales como el cine. Y aunque las narrativas eurocentristas, en especial las anglosajonas, le hacen cierto contrapeso, el «gringocentrismo» seguirá escribiendo la historia desde su punto de vista y bajo su conveniencia. Salvo casos puntuales, entre los años 2000 y 2021, películas diferentes, pero con historias plenamente estadounidenses American Beauty, Chicago, Crash, The Departed, Birdman, Spotlight o Nomadland, por citar algunas han acaparado la estatuilla más importante de los Oscar.

  • 2) Conflictos bélicos

A la Academia le fascina premiar superproducciones con historias que adapten las Guerras Mundiales o los conflictos internacionales donde EE.UU. tiene participación directa, mientras sean relatos guiados por el «gringocentrismo» y con puntos de vista estadounidenses o europeos. The Hurt Locker en 2010 sobre la Guerra en Iraq , Argo en 2013 sobre la ocupación iraní en la Embajada de EE.UU. en Teherán son dos ejemplos que sobresalen. Otras películas como 1917 en 2020 , American Sniper en 2015 o Dunkirk en 2018 han tenido protagonismo en sus respectivas ceremonias, aunque sin haberse llevado el premio más importante.

  • 3) Realismo

El fantástico, la ciencia ficción y el terror son géneros que la Academia no prefiere a la hora de otorgar el Oscar a mejor película. Frente a grandes producciones de género con historias dramáticas profundas y que ofrecen una desautomatización efectiva de la realidad, los Oscar han optado por darles algunas estatuillas en categorías intermedias o simplemente mirar a otro lado, invisibilizándolas. Ejemplos sobran. The Witch, Hereditary, Matrix, District 9, Donnie Darko, Inception, Children of Men, Midssomar o Mad Max: Fury Road, son algunos . Salvo Lord of the Rings: Return of The King en 2004 y The Shape of Water en 2018, el canon del realismo sigue mandando con fuerza en la categoría de Oscar a mejor película.

Publicidad

  • 4) Director y protagonista destacado

Por su impacto en las audiencias, esta fórmula sigue siendo muy ganadora en la búsqueda del Premio Oscar más importante. Un matrimonio convincente entre director y protagonista, lo cual supone además una súper producción, ha traído más victorias que cualquier otro parámetro.

American Beauty — Sam Mendes y Kevin Spacey en el año 2000. Gladiator — Ridley Scott, Russell Crow y Joaquin Phoenix en 2001. A Beautiful Mind — Ron Howard y Russel Crow en 2002. Lord of the Rings: the Return of the King — Peter Jackson y Elijah Wood en 2004 . Million Dollar Baby — Clint Eastwood, Hillary Swank y Morgan Freeman en 2005. The Departed — Martin Scorsese, Leonardo DiCaprio y Jack Nicholson en 2006. No Country for Old Men — Hermanos Coen, Javier Bardem y Tommy Lee Jones en 2008. Birdman — Alejandro González Iñárritu, Michael Keaton y Edward Norton en 2015. Los casos de éxito abundan y hasta parecen redundantes, si bien es una condición suficiente, más no necesaria para ganar y en los últimos años esta tendencia ha disminuido.

Publicidad

  • 5) Guiños a la industria de Hollywood

La autorreferencia es otro enfoque que a la Academia disfruta premiar. Ficciones que hablen sobre sobre el cine mismo, preferiblemente de Hollywood, que desarrollen historias con guiños a la industria de la que hacen parte, su surgimiento, consolidación e influencia social. Argo en 2013 o Birdman en 2015, son ejemplos autorreferenciales que terminaron llevándose el Oscar a mejor película. The Artist en 2012, aunque localizada en Francia, habla del esplendor y declive del cine mudo en la industria cinematográfica y también ganó el premio mayor de la Academia. Más recientemente, Once upon a time in Hollywood en 2020 y Mank en 2021 , cobijadas bajo este enfoque, tuvieron importancia en sus correspondientes versiones de los premios, pero no se quedaron con la estatuilla a mejor película.

6) Biografías
Adaptar la vida de personajes influyentes de la historia perfila fuertemente a una historia para alzarse con la estatuilla más importante. Gladiator en 2001 sobre el general Máximo, del Emperador romano Marco Aurelio A Beautiful Mind en 2002 sobre el matemático y premio Nobel de economía, John Forbes Nash Jr. y The King’s Speech en 2011 sobre el Rey de Inglaterra en la primera mitad del Siglo XX se alzaron el Oscar a mejor película. Por su lado, historias basadas en hechos reales también tiene un lugar de preferencia para la Academia. Es el caso de Spotlight, ganadora en 2016 que reconstruye la investigación periodística de uno de los casos de pederastia más recordados en la historia reciente de EE.UU.; y de Green Book, ganadora en 2019, sobre la amistad entre un pianista negro Don Shirley y su chofer blanco, Tony Lip, durante los años sesenta.

  • 7) Violencia controlada

La mejor película de los Oscar debe ser mesurada con su contenido violento. Dos directores muy cercanos a la Academia como Martin Scorsese y Quentin Tarantino son violentos, pero también están amparados en el «gringocentrismo», lo cual le da licencia para ser tenidos en cuenta y valorados por todo lo alto. Por su lado, si la violencia se induce en una historia de conflicto bélico y por tanto justificable para la Academia, la violencia es igualmente admitida.

Sin embargo, directores como el danés Lars Von Trier, provocador hasta la médula y que aborda tipologías ultraviolentas como el slasher, el gore, está prácticamente vetado por la Academia. Por la misma vía, la cinta francesa Titane, mencionada al comienzo de este artículo, hereda la influencia ultraviolenta del cine francés de los noventas y los dosmiles, con referentes como Funny Games — Michael Haneke, 1997 — Martyrs — Pascal Laugier, 2008 o Irréversible — Gaspar Noé, 2002 y, sumado a su provocador contenido sexualizado, fue excluida de plano por el celoso criterio de la Academia.

Publicidad

  • 8) Black lives matter

El paso de Donald Trump por la Casa Blanca exacerbó de tal forma el racismo, el abuso policial contra la población negra y la llamada supremacía blanca en EE.UU., que sus efectos sacudieron a Hollywood. Conscientes de esta arbitrariedad social, durante los últimos años los Premios Oscar han premiado con la estatuilla a mejor película a tres producciones que abordan las luchas reivindicatorias de esta población. Twelve Years a Slave en 2014, Moonlight en 2017, Green Book en 2019 representan esta tendencia.

La creciente inclusión de miembros internacionales en la Academia obedece a una intención de convertir a los Premios Oscar en una institución global y diversa que represente a todas sus audiencias, raciales, multiculturales y diversas. Esta decisión viene puntualmente como consecuencia de la polémica de los #OscarsSoWhite en 2015. En esa oportunidad, todos los nominados a mejor actor y mejor actriz fueron personas blancas. De ahí que los premios trazaran objetivos ambiciosos para ser menos blancos. Y aunque lo han logrado en alguna medida, es cierto que les queda mucha inclusión por delante.

Publicidad

  • 9) Minorías y disidencias

Por la vía del Black lives matter, la Academia decidió en 2020 que, a partir de 2025, para optar por una nominación a los Premios, las películas tendrán que incluir mínimo un protagonista no-blanco, un treinta por ciento de personajes de reparto mujeres, integrantes de minorías raciales, personas LGBT o discapacitados. De no cumplirse esas cuotas, la historia principal de las películas debe representar problemáticas de alguno de los grupos en mención. Sobre este proyecto, Dawn Hudson, consejera delegada de la Academia, declaró que «debemos abrirnos para reflejar mejor a la población global y diversa tanto en creación de películas como en el público que se conecta con ellas y estos cambios serán un catalizador para un cambio duradero y profundo en nuestra industria» . Este lineamiento aplicará en los cuatro grandes campos que cubren una película: actores y actrices, liderazgo creativo y equipo de proyecto, distribuidoras y equipos de márketing.

Si bien este mandato de la Academia no rige aún, sus intenciones se vienen notando desde ya. En la edición de 2019, Roma película mexicana dirigida por Alfonso Cuarón sumó cuatro Premios Oscar y fue nominada a mejor película. Y en 2021, Parasite — película surcoreana dirigida por Bong Joon-ho se alzó con el premio mayor. En lo que va del Siglo XXI, algunas películas de poblaciones raciales no estadounidenses, como Slumdog Millionare, localizada en India y ganadora a mejor película en 2009, han tenido fuerte impacto en los premios.

10) Problemáticas sociales indie de EE.UU.
No es la fórmula más efectiva para ganar, pero está tomando fuerza en los últimos años y ha llegado a desbancar a súper producciones que parecían tener asegurado el Oscar a mejor película.

En 2021, Mank tenía todo para llevarse la estatuilla mayor. Una historia súper estadounidense, con uno de los directores y protagonistas más mimados de la industria David Fincher y Gary Oldman y que hacía un guiño autorreferencial a los orígenes del Hollywood y al guionista Herman Jacob Mankiewicz, vital en la transición del cine mudo al cine hablado. Y aunque parecía ser una película hecha meticulosamente para ir a la fija y llevarse el premio gordo, la estatuilla cayó en manos de Nomadland, una historia con aires indie , la población estadounidense que atraviesa la geografía gringa en casas rodantes. Nomadland, sobre el «Estados Unidos profundo», parecía más representativa de festivales independientes, con menos presupuesto, y escrita y dirigida por una directora china Chloé Zhao , pero se llevó el Oscar a mejor película.

Publicidad

En este sentido, las historias íntimas, más underground o sobre comunidades vulnerables han comenzado a tener fuerza en los Premios Oscar. Prueba de esto es el triunfo que tuvo en 2017 Moonlight, un filme acerca de negritudes marginales y temática LGBT. En esa edición, la película dirigida por Barry Jenkins le ganó el pulso final a La La Land, el exuberante musical de Damien Chazelle, protagonizado por Ryan Gosling y Emma Stone, con la polémica incluida durante la entrega del galardón, cuando se produjo una confusión en el sobre que informaba sobre el triunfo de Moonlight y produjo que, en principio, se anunciara como ganadora a La La Land.

¡El lado S del cine y la televisión!

  • Publicidad